Como cierre de la administración de Ignacio Solares en la Dirección de Teatro de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la máxima casa de estudios ofrece durante lo que resta del año la puesta de varias obras que pudieran dejar recuerdos brillantes, como lo hizo el ciclo -Los grandes dramaturgos nacionales, organizado también por este funcionario.
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A partir de marzo, se encuentra en el Foro Sor Juana, -Funesta, espectáculo interesante dirigido por Jesusa Rodríguez, pero que se representa en un horario funesto: la una de la tarde, muy en boga en los escenarios universitarios.
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Representada, gracias a dios en la oscuridad de la noche (como más gusta a los teatrófilos), se ofrece en el mismo sitio el nuevo montaje de Otto Minera, quien ya demostró sus habilidades en la dirección de -¡Ay, Carmela!, de José Sanchís Sinisterre. Sueños, de Migdalia Cruz, constituye una alegoría urbana en la que el aliento trágico está siempre presente. Destacan el manejo de planos y tiempos, sin descuidar la narración dramática. Se opta por escenarios escuetos y el enfrentamiento solitario de los actores con ambientes sórdidos y fríos.
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Esta producción pronto cederá su lugar a La rodaja, de José Ramón Enríquez (por eso ya hay que correr a verla). Finalmente, parece que la temporada 1996 la cerrará Luis de Tavira con -Ventajas de la Epiqueya.
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Como complemento al ciclo teatral de la UNAM, en este foro que estará ocupado lo que resta del año, se llevará a cabo un ciclo de monólogos en las mañanas y por las tardes. Entre ellos: -La raya del olvido, de Carlos Fuentes; Por los caminos del sur, de Víctor Hugo Rascón Banda y -Los mochos, de Ignacio Solares.
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En línea con sus trabajos anteriores —La noche de -Angeles; Madero, el Otro (novelas) y El jefe máximo (teatro)—, Solares aborda en -Los mochos, el personaje de Obregón. Desde luego, con ese estilo de contemplar la historia que le ha valido halagos y críticas, pero que siempre resulta en una mirada distinta del pasado de México. Lo que muestra hoy el ciclo y lo que presentará, valen la pena. Esté pendiente...