El distribuidor vial de San Antonio, la unión entre Viaducto y Periférico, tiene 3.5 kilómetros de longitud, poco más de lo que mide de ancho Monte Carlo.
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Su construcción implicó un gasto de $750 millones de pesos, poco menos de lo que costó la cascada que edificó por capricho Donald Trump en el Club de Golf el Doral, en Miami, Florida.
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La obra tiene una extensión de 66,000 metros cuadrados, está sostenida por 356 trabes y 280 columnas de hasta 22 metros de elevación, altura similar a la de la pirámide del Louvre, que es un conjunto de 739 rombos y triángulos de vidrio.
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La ballena (trabe) tiene 44 metros de longitud, 2.6 metros de altura, cuatro metros de ancho y 280 toneladas de peso, mientras que una ballena jorobada mide más de 15 metros de largo y pesa entre 60 y 70 toneladas.
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La obra beneficiará a más de tres millones de automovilistas; pocos, comparados con los 4.8 millones de personas que diariamente se desplazan en el Metro.
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Existe una página no oficial del distribuidor en la web –www.distribuidorvial.com– en la que se hace apología de lo inútil que es la obra; puedes enviar tus comentarios a la dirección electrónica caidas@distribuidorvial.com .
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En los momentos más intensos del proyecto se contrató a 1,400 trabajadores, con un pago mensual, sólo por mano de obra, de $15 millones de pesos.