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El enemigo común

La supervivencia de las compañías de envíos rápidos depende de su capacidad para convertir las p
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

La globalización comercial es una arma de doble filo para la industria de los envíos rápidos. Herederas de los antiguos sistemas de correo, estas compañías están obligadas a impulsar grandes transformaciones tecnológicas en su manera de operar. Viejos clientes que antes solían pagar por el envío de documentos –el cual tomaría horas o días en llegar–, ahora pueden acudir a Internet y enviarlos digitalmente en segundos, con el costo de una llamada local.

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Analistas calculan que para el año 2000, hasta 30% de los envíos de documentos escritos, software, clips de video y bits de audio se realizarán a través de Internet. Por ello, la mayoría de los textos, imágenes y documentos de audio y video será conservada digitalmente.

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Para competir mejor en un cambiante mercado las empresas de mensajería y paquetería deben invertir cuantiosos recursos en sus servicios de rastreo, ofreciéndoles a sus clientes la opción no sólo de acceder a información en línea (para ubicar los envíos físicos), sino también de realizar la transferencia de documentos digitales a través de sus redes, apoyados por tecnologías de encriptación.

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Dos gigantes de la mensajería, United Parcels Service (UPS) y Federal Express (FedEx), inauguraron la disputa por el nuevo mercado electrónico, con páginas Web y software especial. La popularidad de Internet y del correo electrónico se tradujo en menos documentos enviados mediante compañías especializadas. En disputa no sólo está el dominio del mercado, sino la supervivencia.

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Giro digital
A siete años de su ingreso a México, UPS trata de afianzar su posición ajustándose al nuevo ambiente electrónico. Es más, sus directivos admiten que los riesgos ante el avance de Internet son reales.

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“Por supuesto, Internet afectará nuestro negocio; pero afectará aún más el de nuestros competidores”, asegura en tono festivo Ron Wallace, presidente de operaciones de UPS en América Latina. El optimismo de Wallace podría explicarse por el hecho de que esta compañía se especializa en el manejo de paquetes y no de documentos –como DHL y FedEx, sus grandes rivales en México y en el mundo–. Así pues, el que UPS entre a lo que de hecho es otro giro de negocio debería ser considerado un evento favorable. Muchas empresas podrían quedarse atrás, dice el ejecutivo, cediendo el terreno a competidores “más serios”.

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El aspecto a explotar parece claro: Internet tiene un punto débil, no resulta seguro. Envoy –nombre que organiza los nuevos servicios en línea de UPS– promete máxima seguridad y rastreo punto por punto, lo que significa que sus clientes pueden enviar documentos confidenciales utilizando la Red, sin temor de que se pierdan o aparezcan en la pantalla equivocada.

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También es posible compartir el software y el servicio con clientes y socios, para intercambiar información de manera confidencial o contratar un servicio que garantizan las transacciones comerciales. Incluso pueden enlazarse las tiendas virtuales con UPS para solicitar que los pedidos se entreguen de manera automática. Para lanzar Envoy, UPS debió formar alianzas estratégicas con IBM, Lotus y AT&T con la idea de ofrecer un software y servicio de enlace ajustado a las necesidades de cada negocio.

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Desde 1984, UPS ha invertido $10,000 millones de dólares en tecnología y planea gastar $1,000 millones más anuales en ese mismo rubro para mejorar los tiempos de entrega de los paquetes y documentos.

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“En México, tanto en el gobierno como en las empresas, sentimos que hay una cultura muy favorable para el incremento del comercio internacional”, dice Ricardo Dadoo, director general de UPS de México. Casi 60% del volumen de mercancía transportada por esta compañía va al mercado doméstico; el resto viaja al exterior y 80% de esas exportaciones tienen como destino Estados Unidos.

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Este incremento comercial, especialmente con la Unión Americana (país líder en el desarrollo de Internet), no sólo se ha manifestado en un mayor flujo de mercancías físicas y de documentos, sino también en un aumento en el uso de servicios digitales, capaces de rastrear con rapidez y seguridad dichos intercambios.

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Como el resto de las empresas de mensajería, UPS depende de las tendencias globales de las tecnologías de información (TI) y de una correcta inserción en ellas.

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Mensajes binarios
Desde su inicio, FedEx fue concebida no sólo como una compañía de envíos rápidos, sino también de desarrollo tecnológico. Prueba de ello es que en esta organización hay 5,000 personas dedicadas a este campo. InformationWeek, una publicación especializada en el tema la sitúa como una de las 10 compañías más importantes de Estados Unidos en el sector TI.

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Para conquistar el nuevo mercado electrónico, la estrategia de FedEx consiste en apoyar el uso de Internet, tanto para el rastreo de paquetes como para el envío de información, con portales y programas que la compañía ha desarrollado. “Si no tuviéramos estos sistemas digitales estaríamos quebrados como marca”, opina Tovy Redshaw, presidente de tecnología informática de FedEx.

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Resulta lógico suponer que Internet y el correo electrónico reducirían la cantidad de documentos físicos enviados por mensajería. Sin embargo, en FedEx aseguran que eso no ha sucedido porque el flujo total de documentos en papel ha aumentado tanto que compensa los envíos digitales. Incluso, con el crecimiento de Internet, hoy existen más revistas, periódicos y publicaciones en el mundo que en cualquier época. Si el flujo de documentos físicos no ha disminuido del todo, dice Redshaw, es porque los nuevos medios electrónicos tienen atributos distintos a los viejos medios físicos.

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Puede ser que, en el mediano plazo, Internet se convierta en la opción más socorrida para el envío de documentos. Además, representa una excelente oportunidad para apoyar la confiabilidad en los envíos de paquetes, al poder ser rastreados con minutos de diferencia.

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En este sentido, el mercado latinoamericano representa una enorme oportunidad. El ejecutivo de FedEx ofrece un ejemplo. Al medir las inversiones en infraestructura de telecomunicaciones como porcentaje respecto del pib de cada uno de los de los países de la región, resulta que en Latinoamérica están siete de las 10 naciones con las mayores inversiones en el mundo. Este tipo de gastos, expresa Redshaw, es oxígeno puro para el avance de los servicios digitales. Además, la tasa de crecimiento de usuarios y la penetración de la computación van en aumento como nunca en la región.

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Por ello, el directivo insiste en que los retos se resumen en uno: ofrecer una base de confiabilidad para impulsar el intercambio de productos físicos. Redshaw responde sin titubeos que la de FedEx es más sólida que la de la competencia. La prueba –esgrime–es que ya ofrecen la cuarta versión de su software propietario, mientras que la competencia (léase UPS) opera con la primera versión. “Nos copiaron un poquito”, acusa Redshaw, aunque agrega que “el mejor cumplido para nuestro trabajo es la imitación que hacen de él”.

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Sin embargo, más que una competencia parece tratarse de un reto común (y quizá de establecer estándares sólidos para la industria) pues, tanto UPS como FedEx luchan por evitar que el intercambio electrónico de documentos y productos eclipse al negocio de mensajería.

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