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El equilibrista

Hay voces que claman al Banco de México desligarse de la política monetaria de EU, pero el goberna
mar 20 septiembre 2011 02:55 PM

Hay quien piensa que el trabajo de gobernador del Banco Central es aburrido, en particular ahora que la inflación de un dígito ha sido una constante en México desde hace cinco años y parece estar bajo control. Otros consideran que es el equivalente a un título nobiliario que permite rodearse de lo más selecto de los círculos financieros, empresariales y gubernamentales, tanto en el país como en el exterior, viajar por las principales capitales del mundo acompañado de lujo y poder, y ser el centro de la atención cuando se trata de emitir algún mensaje.

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Si bien hay algo de cierto en estas interpretaciones, los jerarcas del Banco de México (Banxico) se asemejan más a los equilibristas de los espectáculos circenses, sobre todo a aquellos artistas que tratan de mantener varios platos o esferas girando simultáneamente y que el menor error puede llevarlos de la armonía al caos. La función primordial del banquero central en México es mantener la inflación reducida y bajo control. Su tarea de equilibrista significa cumplir este mandato y adicionalmente (de manera implícita) no generar tasas de interés excesivas; no provocar una subvaluación o sobrevaluación cambiaria; ser consistente con el movimiento de las tasas de interés internacionales, y estar pendiente del proceso de formación de precios, en especial vigilar que las negociaciones salariales no perjudiquen la inflación.

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Cumplir la tarea encomendada con todos estos elementos en movimiento no es tan sencillo como parece, ya que siempre hay voces discordantes de la forma como el equilibrista decide organizar sus piruetas. Así lo muestran algunas demandas recientes de desligar la política monetaria mexicana (entiéndase las tasas de interés nacionales) de la política monetaria estadounidense (entiéndase las tasas de interés en Estados Unidos).

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En todos los espectáculos siempre hay una figura destacada. El equilibrista mayor es Alan Greenspan, el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos. Siempre hay un gran interés por conocer su nuevo acto y nunca se sabe con certeza lo que ha decidido hasta el momento mismo de la función. Las suertes del señor Greenspan son de mayor grado de dificultad, ya que en su poder está acelerar o frenar la actividad económica de su país (y de paso la del nuestro) y alterar los mercados financieros internacionales. Las tasas de los fondos federales que él gobierna se han elevado considerablemente, de 1% a 3.25% anualmente, en los pasados 12 meses y se estima que podrían aumentar a 4% en el resto del año. Por su parte, en México la escalada de tasas ha sido mayor en la tasa de fondeo de 6.35% en junio de 2004 a 9.75% en julio. Hay quien clama que este sobreajuste en las tasas de interés nacionales, aunado a una inflación cercana a 4% para 2005, es la ocasión ideal para desligarse de la política monetaria estadounidense y propiciar un descenso de las tasas nacionales. Esto desde luego favorecería en el corto plazo a los principales tenedores de bonos gubernamentales, como son afores y bancos, quienes obtendrían grandes ganancias en sus carteras de inversión.

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A su vez, el Banco de México es claro: la inflación ha cedido, pero aún se encuentra por encima de la meta anual, al igual que las expectativas de ésta para el mediano plazo. La postura de Banxico es conservadora, pero correcta. Algunos funcionarios todavía tienen fresca la memoria de haber cedido a la tentación de bajar las tasas de interés a contracorriente de lo que hacía la Reserva Federal en 1994 y la manera en que eso exacerbó la debacle financiera de ese año. Al equilibrista le falta poco para culminar su acto con aplausos, ojalá su pulso aguante.

El autor es economista.
Comentarios:
magg01@hotmail.com

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