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El espejismo de Emyco

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mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Uno de los efectos de la actual crisis ha sido el incremento en el número de empresas que han optado por la suspensión de pagos. En muchas ocasiones la causa es que, efectivamente, se trata de la única opción; pero en otras se debe a que han sido aconsejados por abogados, mismos que han hecho su agosto a costa de aquellas compañías que, como una solución a sus problemas de liquidez, se declaran en moratoria.

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En lo que va del año, más de 500 empresas han iniciado ya los trámites para declararse en suspensión de pagos. Los estados con mayor frecuencia de casos han sido Jalisco y Guanajuato; sin lugar a dudas en tales entidades se han entremezclado los problemas políticos con los financieros.

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Los banqueros (que no son los únicos afectados, pues la suspensión de pagos repercute también sobre los proveedores) no se han quedado cruzados de brazos y están trabajando en varios frentes. Ante el deterioro y crecimiento de su cartera vencida, han diseñado diversas alternativas de reestructuración de adeudos, tanto para empresas como para personas físicas. Tal es el caso de los créditos en unidades de inversión (UDIs), del otorgamiento de mayores plazos y de la redocumentación de garantías. Las instituciones también se han acercado a las empresas morosas para convencerlas de llegar a un acuerdo, aunque también las han presionado de varias formas, cerrándoles el acceso a los servicios bancarios, sobre todo en aquellos casos en que según los banqueros no procedía la suspensión.

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Neo-banquero en moratoria. Uno de los casos que más han llamado la atención es de Emyco, firma que preside Felipe Pablo Martínez, uno de los empresarios más conocidos en la zona del Bajío y quien el año pasado lideró a un grupo de inversionistas para obtener la concesión de un nuevo banco.

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Después de cumplir con los requisitos que exige la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Martínez recibió autorización para constituir y presidir el Banco del Bajío, el cual inició operaciones a fines de 1994. Sin embargo, a principios de este año y de manera repentina, Martínez renunció a la presidencia del banco y, a las pocas semanas, inició el procedimiento legal de la suspensión de pagos en Emyco. Con ello, afectó a un grupo de seis bancos acreedores: Serfin, Bancrecer, Banco del Centro, Inverlat, Bital y Bancomer.

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Después de que se recuperaron de la sorpresa (se trata del primer caso en que el ex presidente de un banco recurre a la suspensión de pagos), lo primero que hicieron estas instituciones fue unirse y analizar a fondo la situación de Emyco. Concluyeron que la suspensión no procedía en términos financieros, por lo que legalmente podría considerarse como un fraude por parte de Martínez. Luego, intentaron negociar con el ex banquero y, ante su negativa, procedieron a cercarlo, impidiéndole el acceso a servicios bancarios como la tarjeta de crédito, a través de la cual Emyco realiza gran parte de sus ventas.

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Al mismo tiempo, Martínez tuvo que enfrentar el rechazo de la comunidad empresarial leonesa, pues la suspensión afectó severamente a muchas pequeñas y medianas empresas, proveedoras de Emyco.

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Finalmente, el 16 de junio Emyco firmó un acuerdo de reestructuración de sus adeudos por N$300 millones de nuevos pesos con el grupo de bancos acreedores. Así, se levantó la suspensión de pagos, que resultó ser un verdadero espejismo para Martínez. Este no sólo enfrentó el desprestigio ante sus pares, sino que quedó vetado en la Comisión Nacional Bancaria y de Valores y no podrá volver a presidir un banco o a participar como accionista mayoritario.

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Actualmente, los banqueros colaboran con la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial en el anteproyecto de una nueva ley que sustituirá a la actual de Quiebras y Suspensión de Pagos, vigente desde los años 40. Es evidente que urge la revisión del marco jurídico, a fin de que los empresarios puedan defenderse legítimamente ante arbitrariedades de los bancos -que sí las hay-, pero que al mismo tiempo deberá evitarse hacer de la suspensión de pagos una medida que supuestamente puede solucionar problemas de liquidez. Y es que, no son pocos los que se acogen a ella, sin reflexionar a fondo en las consecuencias. En fin, en el caso de Emyco resultó ser un espejismo.

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La autora es licenciada en Periodismo especializada en temas financieros. Actualmente es columnista del diario Excélsior.

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