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El gobierno de Fox

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mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Ha llegado el momento de conocer al verdadero Vicente Fox. El primer presidente surgido de las filas de la oposición en la historia moderna de México deberá mostrar su temple gobernando un país complicado por naturaleza, pero que por el fin del régimen priísta se encuentra especialmente turbulento.

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Hay razones para mostrarse cautos ante el cambio. A pesar de sus defectos, el PRI había logrado establecer un sistema de gobierno que funcionaba y que conocía las palancas del poder. Fox y su equipo sin duda tienen enormes virtudes, pero carecen en buena medida de experiencia en la administración pública.

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Fox toma el poder en un momento en que los líderes sindicales, tradicionalmente maniatados por el PRI, buscan hacer gala de independencia frente a la autoridad. La Unete de Francisco Hernández Juárez ha mostrado su fuerza en conflictos como el de Volkswagen y el de Aeroméxico. Pero los tradicionales sindicatos priístas, como la Federación de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE) de Joel Ayala, mostraron su nueva y combativa actitud en el movimiento por la reivindicación del bono sexenal.

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En una primera impresión Fox recibe al país en la mejor posición económica en un cambio de gobierno desde 1970. La economía está creciendo 7% anual mientras la inflación ha descendido de 52 a 9% desde 1995. El déficit de presupuesto es de apenas 1% del Producto Interno Bruto. Las exportaciones crecen con vigor y el peso se encuentra en una estable flotación libre.

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Pero hay pasivos ocultos. Los Pidiregas, proyectos de inversión que sólo aparecen en las cuentas oficiales cuando se termina su construcción, implican un déficit presupuestario oculto que multiplica el oficial. Ante un sobrecalentamiento de la demanda, el Banco de México ha aplicado un corto en el mercado de dinero que se traduce en tasas de interés muy altas. Aun así, las importaciones de bienes de consumo aumentan a un ritmo anual de 35%. Si no fuera por el alto precio del petróleo, México estaría sufriendo problemas de cuenta corriente.

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Los mexicanos siguen viendo al presidente como responsable del país. Sin embargo, el balance del poder empieza a privilegiar a un Congreso en el que ningún partido tiene mayoría. Fox y su equipo han propuesto una serie de reformas urgentes, entre ellas la privatización de 100% de la petroquímica secundaria y la apertura del sector eléctrico, pero el Congreso se resiste a aceptarlas.

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Fox, por supuesto, ha sabido impulsar iniciativas en ambientes hostiles. Lo hizo cuando administró Guanajuato con un congreso priísta. Pero gobernar México será más difícil. Ciertamente Fox enfrentará una enorme turbulencia durante su primer año de gobierno cuando trate de transformar sus promesas de campaña en acciones concretas.

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– El autor es columnista del periódico Reforma e investigador del Centro de Estudios Estratégicos Internacionales de Washington

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