“Emprendedor” es una palabra que está de moda. Ante la crisis laboral por la que atraviesa el país, todos los días se dice a los desempleados que analicen la posibilidad de convertirse en emprendedores para generar su fuente de empleo.
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El fracaso de los negocios que inicia la gente en esta situación ha dado la pauta para el nacimiento del mito E, según el cual el éxito de una pequeña empresa depende del empuje de quien la inicie.
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Este ímpetu se agota en cuanto el visionario empieza a enfrentar tareas como mantener limpias sus instalaciones, manejar la caja, dar prestaciones a sus empleados o discutir con los proveedores; pero también por la falta de experiencia y capacidad para sacar adelante un negocio, pues el solo “impulso agresivo” de su creador puede llevarlo al naufragio.
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“En Estados Unidos se ha observado que 65% de las compañías de jóvenes se frustran por la falta de experiencia y de monitoreo correcto”, informa Javier Fuentes Castro, maestro de microeconomía aplicada en el Tecnológico de Monterrey.
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De acuerdo con datos de The New York Times, difundidos el año pasado, en el país vecino, casi un millón de personas inicia firmas anualmente. El 40% no soporta el primer año; después de un lustro, más de 80% habrán desaparecido.
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En México, según el INEGI, sólo dos de cada 10 pequeños y medianos negocios logran madurar.
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“Esto de los emprendedores no es tan sencillo, porque una empresa necesita una tecnología de microfinanciamiento especializada. Lo que menos se recomienda es el subsidio, porque las políticas de fomento tienen un carácter paternalista que impacta en la iniciativa de las personas y desalienta la creatividad, que es la principal arma del emprendedor”, explica Fuentes Castro.
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Una compañía tiene un proceso de maduración de entre 10 y 12 años, además de que debe contar con capital para soportar dos o tres reveses, una actualización y dedicación constante. “Cuando tienes un negocio para sobrevivir no le pones el mismo cuidado, porque estás más preocupado por sacar lo del gasto diario”, explica Zigbinew Kozokowsky, investigador del Tecnológico de Monterrey Campus Toluca.