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El valor del trabajo doméstico

Las labores del hogar tienen una contribución más alta en el PIB que la del mismo petróleo. Apren
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

¿Cuánto vale el trabajo doméstico? Cocinar, lavar, planchar, cuidar a los niños y los ancianos, limpiar los baños y regar las plantas no han sido actividades tomadas en serio por los economistas. Parecen insignificantes comparadas con las labores que producen valor fuera del hogar, en las fábricas, las oficinas, los laboratorios o en las cantinas.

- Qué me dirían ustedes, amables lectores, si les contara que hemos vivido en el error, que el trabajo doméstico tiene un valor que va de 20 a 30% del PIB. Esas ‘humildes’ actividades generan una contribución a la economía nacional superior a la de la industria petrolera o la turística.

- El valor del trabajo doméstico es una preocupación creciente. No es casual que el INEGI se haya planteado este año comenzar a medirlo. Está enmarcado en la discusión sobre equidad de género, porque 80% del mismo lo hacen las mujeres. Medir esta aportación es una forma de reconocerla y serviría para reforzar la autoestima de muchas mujeres que, de manera cotidiana, hacen grandes contribuciones a la sociedad. ¿Cómo estimar el valor del cuidado de un adolescente por parte de sus padres?

- Es todo un reto para los economistas y para las políticas públicas. La Comisión para el Desempeño y el Progreso Social, creada por Nicolas Sarkozy, recomendó acercar a la realidad la medición del PIB. En esta comisión participaron Joseph Stiglitz y Amartya Sen, dos premios Nobel notables por su heterodoxia. Poner más énfasis en el punto de vista de los hogares y ponderar o asignar un valor a cientos de actividades que no se realizan a través de los mercados. Amamantar a un bebé no cuenta en el PIB, pero comprar un suero lácteo sí. Limpiar la casa no suma a las cuentas nacionales, si lo hace la mamá, el papá o cualquiera de los hijos, aunque si el autor es un mozo o una sirvienta, es otra cosa.

- En México, el valor del trabajo económico no remunerado equivale a 21.7% del PIB, de acuerdo con un estudio de Mercedes Pedrero Nieto, de la UNAM. En España, un estudio de la Fundación de Cajas de Ahorro lo sitúa por encima de 30%. Más allá del rango, hay un aspecto que no tiene mayores cambios: cuatro quintas partes del trabajo doméstico son realizadas por las mujeres. Los países hispanoamericanos y los asiáticos tienen pautas muy similares. Los hombres son los mayores contribuyentes en el rubro de las reparaciones domésticas. El resto es territorio femenino. En limpieza de vivienda, lavado y planchado de ropa, las mujeres hacen más de 80% de esas labores. En países anglosajones o nórdicos la proporción del trabajo doméstico realizada por los hombres aumenta significativamente, pero no alcanza 50%. Una tendencia es clara: el aumento de los ingresos en el hogar, y en particular de las mujeres, se traduce en una reducción del tiempo del trabajo dedicado al hogar y la contratación de terceros para la realización de esas tareas.

- Más de alguien se estará preguntando si no es exagerado atribuir 20 o 30% del PIB al trabajo doméstico. Hay que aclarar que la asignación de estos valores no es arbitraria. El método de medición fue avalado por la OCDE en 1995 y desde entonces ha tenido mejoras. En términos generales, integra dos criterios: el costo de oportunidad para la persona que realiza el trabajo doméstico, es decir, cuánto podría percibir en el mercado laboral en función de su edad, preparación, educación y capacidades. El segundo criterio parte de otra situación hipotética, cuánto costaría un ‘sustituto global’ del ama de casa, una o varias personas que fueran capaces de hacer todas las tareas que constituyen el trabajo doméstico.

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- La medición de las labores hogareñas es una tarea pendiente que, sin exagerar, puede implicar una revolución en la forma en que se organiza el hogar y se definen algunas políticas públicas. Dinamarca va a la vanguardia y ha creado una red de empresas de servicios para el hogar, financiadas con recursos públicos. “Saber lo que vale, nos llevará a una nueva redistribución entre trabajo doméstico y trabajo en el mercado. En buena medida, la incorporación masiva de las mujeres al mercado laboral se dio a partir del supuesto de que el trabajo en el hogar no producía riqueza”, dice Gary Becker, el premio Nobel que ha estudiado más que nadie el hogar en sus dimensiones económicas.

- Lo que medimos determina lo que hacemos. Si medimos las cosas equivocadas, tomaremos decisiones absurdas. Llevamos mucho tiempo ignorando en las cuentas del PIB lo que cualquier familia sabe: el trabajo doméstico es uno de los grandes determinantes de la calidad de vida. No es invisible, pero como si lo fuera.

- El autor es director editorial del periódico El Economista.
Comentarios: opinion@expansion.com.mx

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