Hay una droga natural, contagiosa y curativa. Su uso no tiene limitaciones de edad, sexo ni condición cultural o económica. Un cuarto de hora al día de práctica puede prolongar 10 años la vida. La risa es la base del euforismo, una técnica de curación basada en la tesis del doctor francés Pierre Vachet, quien asegura que reír estimula las funciones orgánicas, además de aumentar las defensas y reducir la presión. No importa si es espontánea o forzada, de igual manera hace bien.
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Los estudios efectuados con muestras de sangre tomadas de varias personas mientras reían, presentan mayores cuotas de adrenalina y noradrenalina, sustancias que favorecen la agudeza mental. La risa también contribuye al buen estado del organismo y es capaz de frenar el deterioro físico del envejecimiento.
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Es necesario enseñar a los niños a reír abiertamente, sobre todo de sí mismos, con lo que se previenen futuras inseguridades o neurosis. Qué chistoso, ¿no?