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Entre hombres y santos

Un caso que demuestra con hechos la posibilidad del progreso con desarrollo social.
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

"Siempre he dicho que el heroísmo es la virtud de los bomberos y la perseverancia la de los santos. El hombre que hace bien su trabajo está en el camino de la santidad", expresa Ignacio Aranguren Castiello, presidente y director general de Arancia Industrial.

- –¿Usted está en esa vía?
–Yo quisiera–, responde sonriente el empresario jalisciense de 70 años. La historia de la familia comienza en 1908, con la llegada a Guadalajara de su padre, Luis Aranguren Sainz, a la edad de 12 años, procedente de Santander, España.

- Fiel a su sueño de visitar algún día las costas californianas, el joven se inscribió en una escuela estadounidense para estudiar inglés por correspondencia; por aquellos días se empleaba en la abarrotería de un tío.

- Tiempo después, ya ducho en el idioma anglosajón, Aranguren Sainz, a sus 22 años, conoció a Antonio Forraster –dueño de una fábrica llamada La Gloria de Jalisco, productora de almidones que proveía a las plantas textiles que llegaron a México durante el porfiriato–, quien lo contrató de inmediato. Así daba comienzo su aventura en el mundo industrial.

- Al poco tiempo, la esposa de Forraster cayó enferma y la pareja regresó a España. En 1925 Aranguren recibió en Jalisco una carta de su ex jefe y amigo: "Te vendo el negocio", decía el escrito. Él aceptó; compró La Gloria en pagos, los cuales liquidó en menos de tres años. Y "de ahí pa’l real", como dicen los rancheros, trabajó para construir el nombre de Arancia Industrial.

- Alma de ingeniero
Entre las herencias que dejó a sus hijos, dice Aranguren Castiello, está el aprecio por la educación en Estados Unidos. "Tan es así que me recibí de ingeniero químico en la Universidad de Notre Dame en 1952."

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- Aunque quizás el legado más perdurable fue el sabor por el negocio. "Como desde chiquillo acompañé a mi padre, cuando terminé la escuela la planta era algo muy conocido para mí. Disfrutaba del negocio; había una huerta y ahí analizaba plantas o cortaba frutas. Además, mis profesores de Guadalajara influyeron mucho para que me gustaran las matemáticas, la química y la física. Soy ingeniero hasta los huesos." Eso no le impidió ponerse al día en otras disciplinas: obtuvo un diplomado en alta dirección de empresas en el IPADE y el Advanced Management Program en la Universidad de Harvard.

- Los Aranguren son ingenieros de cepa. Tres de los seis hijos de Aranguren Castiello –Luis, Ignacio y Santiago– siguieron los pasos de sus antecesores. Toda la familia, dice orgulloso, es producto de mi unión matrimonial con María Luisa Trellez, "una bella muchacha andaluza que llegó a México y con la que me casé en 1957". Fruto también de ese matrimonio, Sofía, Lorenza e Isabel optaron por el camino de la administración de empresas y las artes.

- ¿Qué hay de su vida empresarial? Con 75 años de existencia y alrededor de 2,000 empleados, Arancia Industrial lleva al timón a un hombre que participa en asambleas de Bancomer y de Philips Mexicana, y que ocupa un asiento en varios organismos cúpula, entre los que destaca el del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios.

- Con una trayectoria corporativa de más de 50 años, el empresario –cuya compañía es líder en la producción de derivados de maíz y genera ventas anuales por $3,900 millones de pesos aproximadamente– sabe de buenos y malos tiempos. Él recuerda, con toda claridad, los días en que los bancos prestaban a una tasa fija barata (algo que hoy parece insólito). Las instituciones de crédito cumplían con un objetivo ahora olvidado: prestar dinero para financiar proyectos viables.

- "Viví una época muy bonita: sin inflación. Pero ahora los muchachos no entienden eso. De hecho, a mí me pasó al revés. Yo no sabía qué era inflación; tuve que aprender a la carrera. Y si como empresa crecimos mucho fue porque en los años 50 y 60 teníamos créditos a 15 años, en pesos y con tasas fijas de 8 y 10%. Mis hijos decían: ‘Qué palancota tenía mi abuelito’. Pero no era ‘palancota’, así era México".

- La participación de Aranguren en organismos empresariales data de los años 60, aunque estuvo ausente un periodo debido a la dramática y sonada muerte de su hermano Fernando en la década de los 70 (pasaje sobre el que prefiere no abundar). A partir de entonces la familia optó por un perfil de exposición pública más discreto.

- Sin embargo, dada su experiencia y conocimientos, los hombres de negocios de Jalisco lo llevaron de nueva cuenta a la representación empresarial. Incluso, durante las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) participó activamente en el famoso "cuarto de al lado".

- Todos parejos
A decir de sus hijos, Aranguren Castiello es una persona austera, tenaz y humana. Lo mismo sabe cómo atender a un Presidente del país que a sus trabajadores. En la compañía, por ejemplo, el empresario no hace alardes de dueño y se somete a las mismas reglas que siguen los empleados (cabe mencionar que personalmente se ocupó en concretar la fecha, hora y lugar para esta entrevista).

- "A mi papá lo admiro mucho como hombre de negocios. Lo respeto por la manera en que entendió el desarrollo del país. Es una persona a todo dar. Ojalá tenga la oportunidad de educar a mis hijos como él me educó", externa Ignacio Aranguren Trellez, director ejecutivo de Arancia Industrial . "En lo familiar ha sido sobrio, austero. No le gustan los excesos. Tuvo etapas muy difíciles en su vida y, a través de la perseverancia, salió adelante", agrega su hijo Luis, actual presidente ejecutivo de la empresa.

- Sus estilos en el trato son también ejemplares, opinan sus descendientes: "Si vamos a comer y no le acomodo la silla a mi esposa, él se levanta y lo hace; así me muestra toda una clase de caballerosidad. Siempre ha sido una persona muy dedicada a su familia", interviene Santiago Aranguren, director de Desarrollo de Negocios.

- Algo que refleja el pensamiento de Aranguren Castiello es la fórmula que propone contra la pobreza en el país: "La capacitación y la educación son las únicas cosas que funcionan para terminar con este problema. Por otro lado, debemos regresarle la esperanza a los jóvenes. Hoy tienen miedo, inseguridad, prejuicios. Debemos rescatar al México que me tocó. Claro que se puede, sólo hay que hacer bien las cosas."

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