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Erre con &#34erre&#34: economía

El periodista acuñó el termino Economy-R (Relación), que promueve la confianza, el conocimiento y
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Para el fundador y editor ejecutivo de la revista Wired, “las comunidades preceden al comercio. La nueva economía comienza con chips y termina con la relación humana”. El genio de Kelly consiste en condensar sus conceptos sobre las tecnologías de la información. Actualmente existen casi 200 millones de computadoras personales en el mundo y 6,000 millones de microprocesadores, incrustados en tarjetas telefónicas, bancarias, etcétera. “Esto me lleva a pensar que cualquier elemento, si sostiene una carga eléctrica, puede también sostener una carga física. Los chips estarán en todos lados. Un pantalón contendrá uno y al echarlo a lavar, la lavadora, que poseerá otro, identificará cómo debe limpiarse la prenda”, explicó.

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Por conceptos como el anterior, al desgarbado intelectual de las tecnologías de la información lo han tachado de “tecnólogo exuberante” o de “futurista desmedido”. Incluso lo han comparado con Tom Peters, gurú de la mercadotecnia, diciendo que gusta de las frases/eslogans contundentes con contenido enigmático. A su favor, lo mencionan al lado de nombres de otros pronosticadores del futuro como Alvin Toffler y John Naisbitt, en lo que se refiere a creadores de nuevos mundos.

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Autodefinido como incalificable y expulsado de la escuela secundaria, Kelly se hizo cargo de su manutención como fotógrafo en Asia. “Allá me volví cristiano”, dice. Al regresar a Estados Unidos –y como John Steinbeck recomienda en su libro: Mis viajes con Charly–, tomó su bicicleta y pedaleó durante tres meses por territorio estadounidense.

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A principios de los años 80, con la compra de una Mac, un módem y el conocimiento que tenía de su país, vendió catálogos de viaje. “Al poco tiempo la sociedad empezaba a vivir en línea, incluso los hippies. Luego hice trabajos culturales sobre tecnología. No era precisamente un hacker, sino más bien escribía sobre los usos y desusos de la informática”, cuenta. Fue hasta 1992 cuando le propusieron la idea de iniciar una revista de tecnología para las masas, que vería la luz en enero de 1993 bajo el nombre de Wired.

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Durante su primera visita a México, aseguró que “para tener un mejor producto, se necesitan cometer fallas”. ¿Está justificando los bugs que suelen cometer las empresas de software?
No. Las empresas de tecnología no deben cometer grandes errores. Algunos éxitos vienen de grandes fallas. El Viagra proviene de una prueba medicinal que se administró a pacientes con problemas cardiacos. Al tiempo de hacer pruebas y confirmar la inutilidad en los afectados del corazón, el laboratorio pidió de vuelta las pastillas. Pero grande fue su sorpresa cuando éstos se negaron a regresar el medicamento. Descubrieron, por error, un gran beneficio para ciertas personas.

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Las farmacéuticas o las empresas de alta tecnología deben impresionarse de sus avances. Deben retomar el camino y deben forzarse para cambiar el reto, para “cometer errores” que los lleven a otros grandes descubrimientos.

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La generación anterior de economistas tenía claro lo que quería. Actualmente todo cambia. Por ejemplo, AT&T debe estar preocupada por los avances tecnológicos y es que ahora sus llamadas serán “switchadas” o redirigidas por caminos digitales para los cuales ellos no están preparados. El mundo cambia y las empresas deben hacerlo más velozmente. Una empresa jamás debe ser sorprendida por el futuro.

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Usted hace hincapié en la cultura del “llévelo gratis”: “Lo gratuito continuará reinando, porque sobre ese concepto las empresas montan productos que atraerán al cliente a consumir”. ¿Qué tan extendido está el modelo de la gratuidad?
El “llévelo gratis” está tan extendido que ya entraron en esta arena computadoras, acceso a Internet y casi cualquier cosa. Hace unos años era impensable que se regalaran teléfonos celulares, direcciones de correo electrónico y hasta lavadoras. Hoy se concibe como una práctica de mercadotecnia en la cual el fabricante de tales bienes recibe a cambio la reputación, experiencia y lealtad del usuario, así como la recomendación entre su círculo de amigos. El cliente coproduce el producto. El caso se ve en la confección de una prenda: uno tiene que proporcionar las medidas para tener la vestimenta deseada.

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Y si todo llegara a ser gratuito, ¿dónde quedará el valor?
En la atención.

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La concepción de gratis confiere un valor nulo al producto, a veces desechable.
La diferencia entre ambos conceptos es que gratis es una posibilidad real. Vivimos la economía del regalo, que ha provocado una devaluación general de los productos, que han sido devaluados por la manera en que fueron realizados.

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Que las cosas sean gratis no quiere decir que no tengan valor. Cuando uno paga por algo, es en realidad la experiencia que conlleva la misma compra lo que vuelve valioso al producto. Por ejemplo, el costo de los huevos ha descendido drásticamente, se han vuelto un commodity. Así que ahora puede visitar una granja, hacer un tour campestre por un gallinero, y debajo de cada gallina está una identificación con los datos, el nombre y edad del animal. La venta empieza cuando “el guía de turistas” cuenta la historia de “Luisa” y vende un huevo de la susodicha por un dólar.

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Serán más valiosas las cosas gratis cuando las experiencias sean más grandes. Por ejemplo, un safari en África, debido a la imposibilidad de replicar la experiencia, tiene un alto costo. Y justo para allá va la economía.

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Enamorado de las matemáticas y las fórmulas científicas, acuñó el término del próximo modelo económico: economía en red. ¿A qué se refiere?
A la ley de retornos crecientes. Una fórmula simple: el valor de la red es igual a los nodos al cuadrado. Las sucursales de un banco hoy se pueden convertir en pequeñas sucursales por los enlaces que existen entre ellos, los cuales multiplican sus recursos informáticos y de servicio.

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¿Y dónde queda la comunicación, que tanto menciona en sus libros y discursos?
La comunicación es la fundadora de la sociedad, de nuestra cultura, de la humanidad, de la propia identidad del individuo y de todos los sistemas económicos. Es por ello que las redes son tan importantes. La comunicación está tan cerca de la cultura y la sociedad que los intentos de tecnologizarla están más allá de la escala del ciclo industrial. La comunicación, y sus aliadas las computadoras, es un caso especial en la historia de la economía. Y no porque sea una moda para hacer negocios hoy día, sino por su impacto cultural, tecnológico y conceptual en las bases de nuestras vidas.

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¿Cuál es la próxima revolución?
La de la competencia. Las empresas vivirán la revolución que les ejerzan sus rivales.

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Los próximos 20 años serán mejores, sobre todo, en el campo de la biotecnología. Los mismos principios que gobiernan los sistemas biológicos, pueden, deben y serán aplicados a los sistemas tecnológicos y de redes de información. (De hecho, este es precisamente el leit motiv de Wired: vender optimismo.)

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¿Este optimismo es mundial o sólo para países desarrollados? ¿En qué contexto quedaría México?
Existe una gran oportunidad para México. La revolución llegará vía software y fibra óptica. En el tercer mundo hay mejor educación, tienen mejores oportunidades. Yo me sorprenderé, porque económicamente se ve bien el país; sin embargo, no irá tan bien como en Estados Unidos, pero mejor de lo que muchos creen.

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Siendo usuario Mac y convencido de la superioridad de la plataforma ante Windows , ¿qué posición toma ante el juicio que enfrenta Microsoft?
Sólo para reforzar el comentario diré que la revista Wired se hace completamente en plataforma Apple. Toda la tecnología Windows me parece terrible, pero en esta ocasión sí estoy a favor de Microsoft. Gates está en lo correcto: él fue un revolucionario en sus inicios, cuando su competencia era mala. En esos tiempos el ciclo dominante de las empresas era corto, y Gates demostró lo contrario.

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En las décadas de los 60 y 70 IBM dominó, luego vino Microsoft. ¿Quién será el próximo?
El próximo puede ser Sony o 3Com, aunque no será tan obvio como lo fue Apple, Microsoft e incluso Sun. Quien domine en el futuro será alguien de fuera, tendrá que ser un fiero competidor.

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