Partiendo del lugar común dictaminado por Andy Warhol acerca de que “todo el mundo tiene sus 15 minutos de fama”, Woody Allen vuelve a las andadas con El precio del éxito (Celebrity), una comedia social en blanco y negro y mucho humor, en donde el cineasta recrea el universo bohemio chic de Manhattan.
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Escudado en el demoledor argumento de que “cada sociedad es un reflejo de los valores que reverencia”, Allen escenifica un lugar patético que ha erigido un culto absurdo a la celebridad y que adula descerebradamente a actores, escritores, periodistas, deportistas, top-models, coches, sexo o dinero... y todo ello, parece decirnos el director, por no reconocer su endémica incapacidad para encontrar el amor.
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No se trata de la mejor película de su autor –baste recordar su similar Stardust Memories (1978 )–, y eso sobre todo por la fallida interpretación de Kenneth Branagh, quien funge como dudoso alter ego de Allen. A pesar de ello, Celebrity se salva por su elegante hondura dramática: échele un vistazo.