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Europa. Perdida en la carrera tecnológi

Los esquemas de proteccionismo, subsidios, regulación excesiva y rivalidades inter-naciones, que a?
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Pese a la multimillonaria inversión que la Comunidad Europea ha realizado en las dos últimas décadas en investigación y desarrollo, dicha región pierde la carrera tecnológica frente a Estados Unidos y Japón en la segunda revolución industrial, en que los sectores productivos tradicionales son rebasados a la velocidad de la luz por las nuevas tecnologías.

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En los terrenos más redituables y de mayor crecimiento del fin de siglo -tecnología digital, telecomunicaciones, informática y biotecnología-, Europa se encuentra a la zaga en relación a sus dos competidores más fuertes, y con una desventaja de hasta 10 años, que "podría ser definitiva para desplazar a los europeos del mercado", según advierte el propio canciller alemán Helmut Kohl.

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La Unión Europea (UE) reconoce que su posición tecnológica "en términos de ventajas absolutas, es preocupante", y añade: "La ventaja industrial de Europa se reduce, su potencial de investigación se desmorona, el puesto que ocupa en cuanto a las técnicas del futuro es demasiado débil".

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A la zaga. En el documento La Investigación después de Maastricht, la UE revela que en 1990 los productos de alta tecnología representaban 3 1 % de las exportaciones estadounidenses, 27% de las japonesas y apenas 17% de las europeas.

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Por su parte, Paul Braendi, director de la Oficina de Patentes Europea, situada en Munich, advierte que de las 527,000 patentes solicitadas en conjunto el año anterior por Europa, Japón y Estados Unidos, sólo 17% correspondió a la UE, en tanto los japoneses acapararon 64%.

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En los últimos 15 años, refiere, los japoneses han multiplicado 150% su número de solicitudes de patentes y los norteamericanos 50%. Europa, en cambio, manifiesta tasas negativas de crecimiento.

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La alarma no se reduce ya sólo a los lobbies de científicos. En Alemania, directamente el canciller Helmut Kohl reclamó a las cúpulas empresariales el anacronismo tecnológico: "El fax fue un invento de Siemens; sin embargo hoy el mercado mundial está en manos de los japoneses", señaló. Informó que entre 1987 y 1992, Alemania redujo de 289 a 181 el número de solicitudes de patentes en microelectrónica. Los japoneses la aumentaron de 17,408 a 23,082.

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Concretamente respecto de la posición de Alemania, tercera economía mundial y motor europeo, Erich Haesser, director de la Oficina de Patentes Alemana subraya la pérdida de competitividad mundial: "Mientras el mercado internacional de telecomunicaciones se ha triplicado en la última década, Alemania redujo su participación de 12.5 a 7%; en biotecnología, cuyo mercado alcanzará los $100,000 millones de dólares para el año 2000, se ha generado apenas 8% de los medicamentos genéticos de Estados Unidos, que encabeza el desarrollo mundial con 268 productos".

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De continuar la tendencia, advierte, "Alemania podría pasar de ser la tercera a la décimo octava economía mundial para el año 2005", luego de que encabezara la primera revolución industrial con el desarrollo de las industrias metalmecánica, química y acerera.

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Esfuerzos fallidos. En la era de la globalización, el libre comercio y el mercado único europeo, los gobiernos del viejo continente no han podido rebasar esquemas de proteccionismo, subsidios, regulación excesiva y rivalidades internaciones. Además de ser considerados oficialmente como enemigos del nuevo esquema de desarrollo económico, dichos esquemas tropiezan a nivel interno con la confrontación política y social, agudizada por la recesión de la última década y la transformación geopolítica del mundo.

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Con 40 años de investigación y desarrollo conjunto, Europa tiene sin duda la mayor experiencia de cooperación internacional en materia científica. Esto debiera ser una ventaja en momentos en que las presiones financieras y el fin de la guerra fría han puesto en el cadalso a proyectos nacionales de investigación y desarrollo, y en que la tecnología se globaliza con alianzas internacionales, según las metas estratégicas de las empresas.

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Cifras de la Comisión Europea dan cuenta de que la UE ha invertido $20,000 millones de dólares en 2,700 proyectos de investigación conjunta, enmarcados en los programas Eureka (650), Esprit (915), Brite (1,130) y Race (uno). De ellos,30% de los proyectos de Brite no tuvieron ninguna utilidad; sólo la mitad de los de Esprit fueron útiles y 17% de los de Eureka tuvieron aplicaciones comerciales ventajosas.

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Race, que busca la creación de una red de comunicaciones de alta capacidad -planeada para entrar al mercado este año-, logró sus objetivos tecnológicos; sin embargo, carece de aplicación debido a los rígidos controles gubernamentales, legislación proteccionista, persistencia de monopolios estatales y subsidios que caracterizan al sector en varios de los países europeos.

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Mientras empresarios y economistas pugnan por la privatización de los monopolios estatales de telecomunicaciones en Francia y Alemania, los políticos se aferran a no subir el índice de desempleo, que en el país galo es de 12% y en Alemania se acerca a 10%. (La reciente privatización del monopolio inglés British Telecom derivó en el despido de más de 85,000 empleados).

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Al interior de la Comisión Europea -que define las directrices económicas de la UE-, el jaloneo por los subsidios lo pierden los economistas. A principios de año, la propia Comisión autorizó al gobierno francés a subsidiar con 20,000 millones de francos a AirFrance, con la consecuente protesta de British Airways, KLM y Lufthansa, que están en proceso de reestructuración y privatización para competir con las aerolíneas estadounidenses, toda vez que en dicho país la aviación fue desregulada hace tres lustros.

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Gunter Rexrodt, ministro de Economía alemán, protestó ante los legisladores de su país porque los subsidios son mayores que la inversión en investigación y desarrollo, mientras en Estados Unidos el gobierno ha eliminado gran parte de sus aportes financieros a la industria, incluidos los agricultores.

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¿Cultura o negocio? En opinión de la UE, el problema radica, no en la canalización de recursos a la investigación, sino en la aplicación y explotación comercial de ésta. De hecho, el gasto de la Unión en investigación básica (4% del PIB), es más alto que el de Estados Unidos (3%) y el de Japón (2%).

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Indica que, no obstante, "el problema de las empresas europeas es su escasa aptitud para transformar sus actividades de investigación y desarrollo tecnológico en inventos, y éstos en segmentos del mercado y beneficios".

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A decir verdad, la capacidad tecnológica europea no se encuentra en entredicho: el liderazgo alemán en las industrias química, farmacéutica y de automóviles; la robótica escandinava, las máquinas y herramientas belgas; el desarrollo francés en el área de defensa; la empresa conjunta Airbus y el proyecto espacial Ariane, son sólo algunos ejemplos. "A cada gran disciplina científica le corresponden uno o dos polos europeos de calidad extraordinaria", asevera la Comisión Europea.

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Kim Ruberg, director del programa Eureka, opina que el problema es de concepción: "En Estados Unidos, la tecnología es un negocio; en Europa es una cultura, En Europa hay todavía muchas barreras para la transferencia del conocimiento y la aplicación de la investigación a la industria".

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Los primeros pasos para salir del hoyo en que se encuentra entrampada la tecnología europea han sido dados ya. En el Cuarto Programa Marco, los miembros de la UE acordaron las directrices de cooperación, con énfasis en la aplicación comercial de la investigación y desarrollo tecnológico conjuntos.

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Para el periodo 1994 1998, el programa establece una inversión conjunta de $13,500 millones de dólares. La antigua dispersión y preponderancia de la investigación básica fueron desechadas, al reducir de 15 a seis los programas de apoyo y priorizar los recursos a sectores clave para los mercados actuales: información y comunicaciones ($3,800 millones de dólares); energía no nuclear ($2,500 millones de dólares) y tecnología industrial ($2,100 millones de dólares).

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Sin embargo, no es fácil el camino a recorrer. Finanzas y política deben concordar en tanto la estructura social se encuentra en juego. Bajo el esquema actual de protección a la industria, y con ello al empleo, los europeos pierden competitividad y mercados, lo que finalmente derivará de todos modos en desempleo ya que, según la OCDE, hoy uno de cada tres puestos de trabajo en la UE depende de las ventas externas.

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La tecnología, que durante mucho tiempo fue sólo una parte del desarrollo capitalista, hoy es determinante de éste. Europa se encuentra en la encrucijada de evolucionar hacia el futuro o quedar anclada en su pasado histórico, cuando encabezó la primera Revolución Industrial.

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