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Fabricantes de emprendedores

Entre muchas grandes necesidades que tiene este país, destaca la falta de &#34empresarios creadores
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

México está urgido de hombres y mujeres valientes. De gente con visión de largo plazo, con sed de creación, espíritu de colaboración, deseo de crecimiento. México necesita emprendedores.

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La última palabra es ambiciosa. Rebasa, por mucho, el propio concepto de empresario. Refleja una actitud propositiva y expresa movimiento, acción y evolución. Gabriel Zaid la acuñó con una frase sabia: “Hacen falta empresarios creadores de empresarios.” Emprendedores.

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Desde hace siete años, esta revista ha publicado semblanzas de personas visionarias, creativas, inteligentes y exitosas, cuyas trayectorias son modelo a seguir por los jóvenes que mañana decidirán arriesgar recursos e invertir talento para iniciar un proyecto propio. Este programa informativo-educativo, bautizado como “El Salón del Empresario” –realizado en sociedad con Desarrollo Empresarial Mexicano, filial de la organización estadounidense Junior Achievement–, pretende sembrar una semilla emprendedora en las nuevas generaciones.

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En México, por un costoso error en el enfoque educativo, la figura del empresario ha estado devaluada. En general, se reconoce poco la labor de los hombres y mujeres que arriesgan su patrimonio para abrir fuentes de empleo y que, a fin de cuentas, cumplen con el rol social que les corresponde: crear riqueza. Ciertamente, algunos empresarios se encuentran lejos de retribuir a la sociedad algo de lo mucho que ésta les ha dado. Pero otros destacan no sólo por el creativo desarrollo de sus compañías, sino por su aportación activa a la educación, la cultura, las artes y la filantropía. Esos son los emprendedores que requiere el país.

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En esta ocasión dedicamos unas líneas a cinco hombres de estatura global en los negocios: Hans Barschkis, de Volkswagen de México; Abelardo Garciarce, de Consorcio Aga; Carlos González Nova, de Comercial Mexicana; Enrique Hernández Pons, de Grupo Herdez, y Adrián Sada Treviño, de Vitro. Todos ellos, de estilos distintos de mando, con formas diversas de pensar y en diferentes giros de negocio, tienen características comunes: son sinónimo de perseverancia, entrega y trascendencia.

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Son la muestra más palpable de que en México podemos contar con empresarios creadores de empresarios. En otras palabras: con fabricantes de emprendedores.

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