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Fondos privados de retiro <br>Jubilació

Se habla mucho de las Afores y de la famosa ley del SAR, pero poco se ha discutido acerca de los pla
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Al propiciar una prolongación en el promedio de vida de los individuos, la evolución de la medicina planteó un reto económico sin precedentes: garantizar un futuro digno a todos aquellos trabajadores que sobreviven a su etapa productiva.

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Los medios para lograrlo son los sistemas públicos de seguridad social, los planes privados de pensiones y el ahorro personal, principales fuentes de la renta de los jubilados, instrumentos cuya importancia varía de acuerdo con el régimen fiscal de cada país. Los testimonios apuntan a que los sistemas privados se han desarrollado en naciones donde las pensiones de los sistemas públicos son relativamente bajas, como en el Reino Unido o Estados Unidos.

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Cabe decir que los planes de pensiones de empresa surgen como una forma de retribución a ciertos directivos, que tiene mayores ventajas fiscales que el pago de un salario sujeto al impuesto sobre la renta. Desde hace algunos años, las empresas han enfrentado una creciente demanda social de protección para los jubilados, por lo que éstas han tenido que moverse dentro de los límites establecidos por los sistemas públicos de seguridad social a los que deben canalizar recursos financieros de manera obligatoria.

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Entonces la opción adicional la constituyen las pensiones de empresa, consideradas hoy como una prestación más al trabajador. Lejos han quedado aquellos tiempos cuando las pensiones eran concebidas como una recompensa para empleados selectos. Hoy, en general, las pensiones son vistas como una remuneración diferida.

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Para José Luis Oller, director de un fondo privado de pensiones en España, experto en seguridad social y ex director de Economía de la -Generalitat de Cataluña, con frecuencia las razones para el establecimiento o mejora de un plan de pensiones de empresa resultan imprecisas y se remiten a la exigencia de mantenerse en línea con la competencia o a la responsabilidad social que la empresa juzga tener.

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Las razones del plan
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Sin embargo, para Oller un plan de pensiones debe basarse en una valoración de prioridades. Existen, según este experto, cuatro objetivos generales que una compañía debe ser capaz de jerarquizar en el momento de establecer o mejorar un plan de pensiones:

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1) Responder económicamente a las obligaciones legales o morales que la organización pueda tener con los empleados y sus familias;
-2) Atraer nuevo personal en competencia con otras empresas;
-3) Ayudar a los empleados a distribuir sus rentas en el tiempo para lograr ventajas fiscales, y
-4) Estimular al personal existente a permanecer en la organización.

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El énfasis que se le da a estos objetivos determina el tipo de plan que se quiere configurar o modificar. La cabal apreciación del plan por parte de los beneficiarios depende de la concordancia entre sus necesidades y las prestaciones, además de un correcto entendimiento del mismo.

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Según Oller, el primer paso para diseñar un plan de pensiones es aclarar los objetivos de la compañía, las necesidades de los beneficiarios y las circunstancias en las que el plan se establece. De acuerdo con la forma de fijar la cuantía de las pensiones, pueden existir dos clases de planes: de contribución definida y de prestación definida.

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Los primeros son aquellos en los que la empresa se compromete a pagar cuotas periódicas, con las cuales se constituirá un fondo que financiará las pensiones, calculadas con base en la magnitud de dicho fondo. El monto de la pensión se estima por adelantado, pero su dimensión definitiva está sujeta a los rendimientos de la inversión del fondo.

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En el otro plan, de prestación definida, se establece la cuantía de la pensión en términos monetarios o de un porcentaje del último salario. Aquí, independientemente del rendimiento de las reservas, la empresa está obligada a pagar la cantidad acordada. Hay otras posibilidades, que tienen elementos de ambas, definidas como fórmulas mixtas.

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Cualquiera que sea el encargado de realizar las inversiones del fondo de reservas (compañía de seguros, banco o entidad especializada), debe hacerlo bajo la vigilancia y control de la dirección financiera de la empresa. “Es necesario crear un mecanismo de revisión de la política seguida y de comparación de los rendimientos obtenidos con los que alcanzan otros administradores de carteras similares. Cuando el fondo llega a un tamaño que lo permita, es aconsejable dividir el manejo del mismo entre varios gestores, de forma que se incentive la competencia entre ellos”, recomienda Oller.

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Inflación, “el coco”
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El acérrimo enemigo de los planes de pensiones es la inflación: daña los derechos adquiridos por el trabajador a través del tiempo, afectando por igual a las pensiones en curso de pago y a la rentabilidad de los fondos. Los más afectados, desde luego, son los jubilados, puesto que al hallarse fuera del mercado de trabajo no tienen capacidad de reacción ante la pérdida de poder adquisitivo, no pueden renegociar sus ingresos y sólo consiguiendo subempleos pueden regenerar sus ahorros.

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“El sentido de todo plan de pensiones —asienta Oller— es proveer una cierta cantidad de poder adquisitivo y no una cantidad de dinero. Por ello, cualquier política de jubilación debe tener presentes los efectos de la inflación.”

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Durante los últimos años se ha ido extendiendo a varios países la valoración de las pensiones que se pagan y los rendimientos reales de la inversión. Existen planes que ofrecen ajustes parciales automáticos, establecidos por ley, y otros cuentan con pensiones actualizables con el índice inflacionario; en algunos donde las pensiones estaban fijadas monetariamente, se han dado ajustes discrecionales. Oller explica que la incógnita crucial con la que se enfrenta cualquier plan de pensiones consiste en determinar la tasa real de rendimiento de sus reservas en un contexto inflacionario.

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El caso Bimbo
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Grupo Industrial Bimbo tiene fama de no descuidar el renglón de las prestaciones a su personal. Esta preocupación lo convierte en referencia obligada para todas aquellas empresas que, entre otras cosas, pretendan estructurar un plan interno de pensiones de retiro, tarea compleja y demandante en una época tan adversa como la actual.

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Rafael Vélez, director general del corporativo, asegura que en México únicamente las grandes empresas se hallan en condiciones de ofrecer fondos de jubilación a sus empleados; las pequeñas y medianas, aunque quisieran, no podrían costearlos. El directivo se explica: “En la mayoría de los países se da un tratamiento fiscal estimulante a los fondos de pensiones de las empresas, pero aquí no sucede lo mismo. Mantener el fondo resulta muy caro (hay que recordar que Bimbo tiene 44,000 empleados), representa una carga brutal, pero es necesario hacer el esfuerzo para proteger a los trabajadores y proporcionarles seguridad y tranquilidad. A fin de cuentas, la intención primordial de las pensiones es que el trabajador retirado conserve un nivel de vida semejante —o al menos decoroso— al de su etapa activa”.

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La edad oficial para que Bimbo otorgue pensiones de jubilación a su personal es de 65 años; las pensiones se calculan mediante un estudio actuarial con base en la antigüedad y el sueldo de cada individuo. El plan de pensiones de Bimbo es una fórmula intermedia entre los planes de prestación definida y los de contribución definida.

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“En el caso de un empleado con salario reducido —explica Vélez—, es más fácil que el monto de la pensión sea igual al salario completo. Mientras más elevado sea el sueldo, la posibilidad de que la pensión vaya a ser del 100% disminuye, aunque nunca es menor al 60%”.

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En el caso de esta empresa el fondo de pensiones es administrado por Banamex, quien tiene la responsabilidad de realizar las inversiones pertinentes y lograr el crecimiento del mismo. Vélez afirma que Bimbo asume todo el riesgo del rendimiento del fondo; si éste es negativo, la organización tiene el compromiso de pagar las pensiones preestablecidas, por lo que no hay motivo de preocupación para el trabajador. “El grupo hace las aportaciones anuales requeridas para que el fondo pueda responder a sus obligaciones, y en la medida en que sea bien manejado, éstas últimas pueden ser un poco menos onerosas. Una parte del fondo se invierte en renta fija, otra parte en renta variable: es decir, en acciones muy cuidadas y en acciones de Bimbo. Mayor confianza en nosotros mismos no podemos tener. Además, con el fin de proteger el poder adquisitivo de los beneficiarios, las pensiones se van ajustando de acuerdo con el índice inflacionario”.

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A pesar de constituir la prestación más trascendente y costosa que existe, las pensiones de retiro no son valoradas en su justa medida. “El trabajador joven —dice el director general de Bimbo— no piensa en la jubilación, porque aún la ve muy lejana. Sólo las personas maduras se interesan y estiman en toda su magnitud esta prestación. Las pensiones son un premio por haber cumplido en forma cabal con un trabajo, conceden tranquilidad económica para que el jubilado tenga la oportunidad de desarrollar todas aquellas actividades que durante 65 años no pudo realizar.”

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Asegura que si bien “a los ejecutivos retirados se les otorga la posibilidad de seguir colaborando como asesores dentro del grupo, no se les permite rebasar el límite de edad. De modo contrario se obstaculizaría el crecimiento de los demás empleados, yendo en contra de la filosofía de nuestra organización”.

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Vélez establece que en México hace falta crear una cultura del retiro en la que este proceso natural no se vea como un salvoconducto a la pasividad y al mundo improductivo. En su opinión, la nueva ley del SAR es muy positiva, ya que en cierto modo genera un ahorro forzado capaz de fomentar la industrialización y el crecimiento del país, aunque, aduce, es una carga adicional para las empresas y los trabajadores, porque en última instancia ambos deben absorber el costo.

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“La configuración y organización de las Afores se está haciendo de manera apresurada —advierte—. Existen cabos sueltos sobre todo en materia de legislación (aunque tal vez si no fuera hoy y de esta forma no se habría hecho nunca). Debido a que algunos bancos han rectificado y desistido de participar en el proyecto, son importantes las alianzas estratégicas con bancos y compañías extranjeras poseedoras de vasta experiencia en el manejo de este tipo de fondos. Confío, con todo, que en el largo plazo tanto el individuo como la nación verán los beneficios.”

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