En estos días, el Museo Nacional de Arte (Munal) exhibe una muestra por demás apasionante: Los pinceles de la historia: el origen del reino de la Nueva España (1680-1750). Concedido: el título, además de largo, no funciona como “gancho” inmediato. Sin embargo, el recorrido por estas salas de acertada museografía, va generando una serie de reflexiones sobre la identidad nacional o, para ser más precisos, sobre sus orígenes y evolución a partir de la Conquista y bajo la visión de los vencedores.
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La mirada retrospectiva de la Conquista se registra en magníficos biombos del siglo XVII, cuyas hojas dan cuenta de la batalla y de la fundación de la capital. También desfilan retratos de Moctezuma; uno, de factura italiana inspirada en el códice Ixtlixóchitl, podría referirse a cualquier otro personaje europeo de la época: sólo el atuendo remite al gobernante mexica. Otro es más europeizado aún: ahí Moctezuma aparece entre profusión de joyas, con ropajes romanos.
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Aunados a la Conquista, varios ejes ofrecen miradas distintas: el concepto de la Iglesia indiana, con la iconografía guadalupana; personajes famosos y héroes de todos los estratos al servicio del mensaje que se pretende implantar. Así por ejemplo, lo mismo está la réplica del cenotafio en homenaje a Cortés (de José del Maso y Manuel Tolsá), que los lienzos encargados de atestiguar los episodios de niños mártires que ofrendan su vida en aras de la nueva fe. En síntesis: es una muestra con propuestas sobre la identidad, tema que aún da mucha tela de donde cortar.
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