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Grupo IMSA. Vivir de fuera

Pese a la ausencia de financiamiento para la exportación, el consorcio regiomontano ha acudido con
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Grupo IMSA es uno de esos pocos consorcios que, después de ocuparse durante 1994 en invertir para ampliar y modernizar plantas y firmar coinversiones, se ha volcado con éxito hacia los mercados foráneos, a falta de demanda dentro de casa. La prueba es que, durante el primer trimestre de 1995, sus exportaciones sumaron N$576 millones de nuevos pesos, casi seis veces que N$103 millones facturados en el mismo periodo del año anterior.

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Por supuesto, Eugenio Clariond Reyes, presidente del grupo, reconoce que este saldo positivo está muy vinculado con la devaluación, ya que la nueva paridad ha permitido incursionar en nuevos mercados y exportar productos cuyo precio anterior no era competitivo en el exterior.

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Los ejemplos de este consorcio diversificado son diversos: la División Acumuladores vende hoy baterías a Polonia, Taiwán, Italia y Centroamérica, después de haber estado concentrada durante años en Estados Unidos y algunos países de América Latina. En el caso del acero, exporta ahora a Europa, adicionalmente a los mercados que ya atendía. Hasta el año pasado, los perfiles de aluminio sólo eran vendidos en el mercado mexicano, pero ya abastece 200 toneladas mensuales a otros países, y el objetivo para fin de año es exportar 50% de la producción, que es de 200,000 toneladas anuales.

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Otro factor que ha incidido en el incremento de las ventas externas es el inicio de operaciones de la subsidiaria APM (la antigua Aceros Planos de México, de Fundidora Monterrey). Actualmente trabaja casi a capacidad total y, dadas las condiciones recesivas del mercado nacional, gran parte de la producción (que asciende a 800,000 toneladas de lámina rolada en caliente y placa) está cruzando las fronteras.

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"El mercado interno para muchos de nuestros productos está muy contraído ‑puntualiza el empresario‑ La demanda nacional ha caído particularmente en el drea de la industria de la construcción. Si no exportásemos, estaríamos en graves problemas."

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Uniones que enriquecen. Con casi 60 años de trayectoria en la historia industrial de Monterrey, Grupo IMSA controla alrededor de 30 empresas. Algunas de ellas son resultado de sociedades y alianzas estratégicas que permiten abrir rutas de acceso a nuevos nichos de mercado. Clariond explica que no es sencillo vender en otros países productos de especificación o de marca, particularmente en el caso de haterías automotrices, por lo que decidieron adoptar el esquema de asociación o compra de fábricas o distribuidoras.

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"Empezamos a invertir en plantas de acumuladores eléctricos en 1993, cuando hicimos nuestra sociedad en Argentina y compramos una empresa en Venezuela", anota. Y el año pasado la División Acumuladores también firmó sociedades en Colombia y Brasil, con lo que tiene cubierta una buena parte del mercado sudamericano. Para atender las demandas de Centroamérica, estableció convenios de distribución con una compañía de Costa Rica.

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Esta estrategia de asociacionismo ha sido aplicada, igualmente, en otras divisiones, como la de Sistemas. La subsidiaria IMSA Signode, por ejemplo, tiene como socia desde 1993 a la estadounidense ITW, principal productora mundial de flejes y productos para empaques. Gracias a esto, IMSA fabrica en México y puede colocar fácilmente su producción en otros mercados.

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En la División Productos de Acero, el socio es nada menos que Duferco, la mayor comercializadora de acero en el mundo, con sedes en Italia y Estados Unidos. "Gracias a esta asociación las ventas han crecido vertiginosamente", asegura Clariond.

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Y más recientemente ‑en abril pasado‑ se concretó una sociedad con Premdor, una firma de Toronto que es hoy la mayor productora de puertas de madera y acero en el orbe. La intención, subraya Clariond, es "construir en México una planta de puertas residenciales en diversos materiales en el último trimestre de este año. La negociación la teníamos desde hace varios meses; y pensó que con la crisis de diciembre se iban a asustar, pero más bien reafirmaron su interés, ya que los costos de producción en México son ahora más competitivos y tendrán oportunidad de exportar hacia el sur de Estados Unidos".

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Otro de los negocios fuertes del grupo ‑componentes para la construcción de carreteras‑, que trabajaba a toda su capacidad hasta fines de 1994, se desplomó a casi cero con la crisis. Sin embargo, siempre con la vista en otros mercados, Clariond había concretado antes de la catástrofe financiera una coinversión a mitades iguales con el consorcio chileno Vial, con el que instaló la planta IPAC-Instapanel, orientada a la producción de lámina de acero pintada, paneles aislados y productos para la construcción de carreteras. La situación económica de ese país conosureño abre enormes perspectivas para esta subsidiaria.

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Inversión intensiva.Como puede verse, el año pasado fue intensivo en inversiones para Grupo IMSA.

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Además de las acciones llevadas a cabo, descritas párrafos atrás, la División Acero puso en marcha el molino de laminación en caliente y, al mismo tiempo, inició la inversión para instalar una línea de decapado ácido y modernizar los molinos de laminación en frío de APM para atender las demandas del sector automotriz y de electrodomésticos, mercados que actualmente no son atendidos por la industria siderúrgica nacional debido a que requieren lámina con características muy especiales de troquelabilidad y planeza. En IMSA, la empresa más importante del grupo, se inició la instalación de la cuarta línea de galvanización de lámina.

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La División Acumuladores experimentó grandes cambios. Además de la adquisición de Durex en Brasil, el segundo fabricante carioca de acumuladores, amplió la capacidad de producción de las plantas de Celaya, Guanajuato; Escobedo y Ciénega de Flores, Nuevo León; y Valencia, Venezuela; al tiempo que se automatizó la producción de las fábricas de Monterrey y Tlaxcala para incrementar la productividad. Igualmente, inició la producción de cajas de acumuladores de hule en Bogotá, Colombia. "Seguíamos fabricando cajas de hule en México, pero aquí ya no se usan ‑explica Clariond‑, por lo que todo se exportaba a Centroamérica y al norte de Sudamérica. Así, nos asociamos con Durocaucho y trasladamos la producción de hule duro a donde está el mercado."

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Todo ello llevó al grupo a facturar N$3,048 millones de nuevos pesos, 88% de los cuales fueron ventas nacionales y el restante 12% derivados de exportaciones. Clariond aclara que las ventas realizadas por subsidiarias extranjeras en sus países de origen son consideradas como nacionales. Al primer trimestre de este año, las cosas pintaban todavía mejor: ventas totales por N$1,352 millones de nuevos pesos, con una proporción más saludable para el grupo: 57% derivadas del mercado nacional y 43% Wa exportaciones. La División Acero representó 51% de los ingresos totales.

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Por supuesto, el impacto devaluatorio se dejó sentir con fuerza, ya que, a diciembre de 1994, los pasivos totales (la mayor parte en dólares) de Grupo IMSA ascendían a N$2,358 millones de nuevos pesos. "Aunque nuestro estado de resultados es mejor porque tenemos una mayor utilidad operativa, nuestro balance se deterioró considerablemente por el ajuste cambiario", subraya Clariond.

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Y pese a la relativa facilidad con que el consorcio ha abordado mercados internacionales, existen serias contradicciones que dificultan esta labor. La principal: la falta de recursos del Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext) para financiar exportaciones. Y Grupo IMSA utiliza tradicionalmente este camino para cruzar las fronteras.

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"No existe financiamiento para exportaciones ni para preexportación, lo cual es un problema serio, no tanto para nosotros, que podemos tener acceso a bancos del exterior, sino para los exportadores medianos y pequeños. Es natural que la banca nacional, dadas las circunstancias que atraviesa, no tenga recursos nuevos para financiar las actividades exportadoras, pero lo que sí es muy grave es que la banca de desarrollo, la que debe impulsar las exportaciones, se quede sin dinero", comenta.

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Y concluye: "Lo que sucede es que Hacienda dijo: apretarse el cinturón todo el mundo, no le presten a nadie, lo cual se justifica en compras suntuarias, pero descuidar actividades que van a traer Mares no tiene sentido en una economía que se contraerá entre 3 y 4%".

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Lo cierto es que Grupo IMSA, por la vía de financiamiento que sea, seguirá trayendo divisas.

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