Los $150 millones de dólares que pagó en efectivo Whirlpool por Vitromatic, más los $170 millones de dólares que asumió de deuda, son para Roy Armes –nuevo director de la firma en el país– la mejor muestra de que la compañía de electrodomésticos apuesta al mercado mexicano para incrementar las ventas domésticas y las exportaciones. “Elegimos a México porque sentimos que es clave para nuestros planes globales”, apunta David Swift, vicepresidente ejecutivo de la Región Norteamérica en Whirlpool Corporation.
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Contra la tendencia de empresas que han cerrado sus fábricas en el país, la multinacional anuncia que sus cinco plantas continuarán operando y que los 6,000 empleados que heredó de Vitromatic están seguros. La apuesta parece correcta, pues según la Asociación Nacional de Fabricantes de Aparatos Domésticos el crecimiento de esta industria en México será en promedio dos puntos mayor que el PIB, principalmente por la tasa anual de matrimonios y el rezago de los hogares en electrodomésticos.
La firma no se conforma con el segundo lugar en el ámbito nacional. Según Armés, aunque respetan a Mabe –líder del sector– tienen estrategias muy concretas para incrementar su participación de mercado, que actualmente es de 34%. Whirlpool está fuerte, su historia de 91 años lo respalda, dice Swift.