Hogar nuevo hogar
Con complicaciones que van desde buscar escuela para sus hijos hasta encontrar una mezquita cercana, los profesionales expatriados –quienes cambian de residencia por motivos laborales–, pasan las de Caín para sentirse como en casa.
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Aunque existen compañías que ofrecen asesoría en la materia, generalmente el servicio se limita a la búsqueda de un inmueble. Cambiar la residencia de un ejecutivo a otra nación implica para una empresa un desembolso de entre $70,000 y $500,000 dólares.
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Por su trabajo en una agencia de relaciones públicas, Patricia Mestre conocía de viva voz los problemas que viven los ejecutivos para adaptarse a su nuevo entorno. Decidió iniciar Mestre México Relocation, compañía que en sólo 10 años cambió las reglas del juego.
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Cualquiera que sea la circunstancia del directivo que llega a México, Mestre no sólo se preocupa por encontrarle una buena casa; le ayuda con todo lo necesario para que sufra el menor número de sobresaltos durante su estancia. Según la emprendedora, uno de los puntos clave es la familia del expatriado y atender los aspectos sensibles hasta el último detalle. “El secreto radica en manejar las expectativas de las personas. Nosotros no inventamos el hilo negro, pero minimizamos los obstáculos”, comenta.
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Mestre reconoce que ya pasó la época dorada en que llegó a prestar ayuda hasta a 45 clientes por mes, pues hoy las corporaciones “la piensan dos veces” antes de trasladar a un empleado. “La industria se ha visto muy afectada. Una compañía que antes tenía hasta 150 extranjeros, ahora sólo tiene 20. Lo que hemos hecho es brindarles más apoyo y diversificar nuestra oferta.”
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Con la mirada puesta en la relocalización nacional, hacia donde parece virar el mercado, Mestre confía en que en la ciudad de México habrá movimiento para rato.