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Inversiones francesas. El valor del Savo

A pesar de todo, numerosos empresarios franceses continúan realizando inversiones productivas en M?
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

La crisis monetaria, la creciente competencia estadounidense, la distancia o las brechas idiomáticas y culturales no han desalentado a los empresarios franceses en sus proyectos de inversión en México. Sin duda, porque consideran que los mexicanos se reconocen en el savoir-faire del viejo mundo y se han convencido de que deben favorecer al capital productivo sobre el especulativo.

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Pero, sobre todo, los inversionistas galos observan que México representa una pieza clave para ingresar al mercado norteamericano y lo ven como una inversión a mediano y largo plazo.

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Así, como parte de la estrategia para promover la alta tecnología, la industria agroalimentaria y los artículos de lujo, unas 150 firmas francesas participan en la exposición Francia 2000 que se presenta en México y Monterrey entre el 21 y 26 de este mes. Se trata de una operación de gran envergadura que estuvo a punto de ser cancelada poco después de que estallara la crisis monetaria en diciembre. Sin embargo, una intensa labor diplomática encabezada por el entonces embajador mexicano Ignacio Morales Lechuga y por el director del Banco Nacional de Comercio Exterior en París, Cecilio Garza (ahora embajador en Seúl), suavizó los temores e incertidumbre que aún prevalecen entre los inversionistas franceses sobre el futuro a corto plazo en México.

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Dentro de los sectores mexicanos más prometedores para los inversionistas y prestadores de servicios franceses, la Cámara Francesa de Comercio Exterior ubica, a partir de 1996, a la petroquímica, telecomunicaciones, agua, electricidad, salud y equipos de automóviles.

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Explica que las necesidades de transporte urbano, tratamiento de aguas, descontaminación, así como las inversiones sociales -en educación, salud y vivienda-, son inmensas en México. Advierte, sin embargo, que las políticas de austeridad han mermado los presupuestos sociales, especialmente en materia de prevención y tratamiento de enfermedades.

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Actualmente, unas 80 empresas francesas se encuentran en México, esencialmente en el sector productivo, con una inversión de $1,600 millones de dólares, suma que representa 3.5% de la -inversión extranjera en el país. Las actividades abarcan desde construcción de parabrisas para automóviles (Saint Gobin); máquinas para fabricar botellas de plástico para refrescos (Sidel), hasta "vales de despensa" (Accor).

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Las inversiones francesas ocupan el sexto lugar, después de Estados Unidos (62.6%), Gran Bretaña (6.1 %), Alemania (5.1 %), Suiza y Japón (4% cada una). El volumen de intercambio comercial franco-mexicano fue de 10,500 millones de francos (unos $2,000 millones de dólares) durante 1994.

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México también fue el principal cliente de Francia en América Latina en 1994. Sus compras representaron 19.6% del total de las ventas regionales. En el mismo año, fue el tercer exportador latinoamericano hacia Francia, después de Brasil y Chile.

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Savoir-faire francés, altamente valorado. Una encuesta de la firma Monitor de Comercio Internacional (Moci) reveló que los empresarios franceses que se han instalado en México han triunfado a pesar de la fuerte competencia y de las 1rabas burocráticas".

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Según los especialistas, los 9,200 kilómetros de distancia, la diferencia de ocho horas, el tamaño del país -equivalente a Francia, Alemania, Italia y Reino Unido en su conjunto- y la influencia estadounidense dificultan la labor para los inversionistas productivos franceses en México.

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El estudio también reveló que el éxito radica en que el saber hacer especializado de los franceses es altamente valorado por los mexicanos, que ya se han beneficiado de la tecnología francesa en la construcción de las líneas del metro, en la telefonía pública y próximamente en la purificación del agua.

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El grupo francés Lyonnaise des Eaux, especialista en accesorios, ingeniería y tratamiento de aguas, ha manifestado su disposición de invertir hasta $200 millones de dólares anuales en México a partir de 1996, cuando espera instalarse en el país. Jean Michel Brault, director del departamento internacional de dicho grupo, asevera que "la crisis monetaria mexicana será limitada en el tiempo" y considera con cierto optimismo que a la larga la misma aportará ciertas modificaciones benéficas para el país.

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Lyonnaise des Eaux abrió una oficina comercial en México, en agosto de 1992, luego de ganar un concurso convocado por el gobierno mexicano para poner en operación el servicio de agua y el saneamiento de la parte central del Valle de México. Brault explica que el proyecto de gestión de servicios de agua contempla toda una cadena de producción, distribución de agua, recuperación de aguas negras y limpieza de los drenajes, lo que representa un mercado amplísimo.

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El grupo francés, uno de los más poderosos de Europa, explicó que la primera etapa será el censo de regiones y la instalación de los contadores de agua. Posteriormente instalarán un sistema de informática de cobro y asistencia a clientes. La tercera etapa contempla la operación y rehabilitación. Es aquí donde la empresa francesa espera reemplazar a la Comisión Nacional del Agua en el marco de la privatización del servicio.

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Alain Dantu, del Centro de Manifestaciones Francesas en el Extranjero, considera que ésta "será una ocasión excepcional para que los líderes empresariales franceses conozcan de primera mano a un país en pleno desarrollo cuyo sector privado es muy dinámico, a pesar de la crisis que atraviesa".

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Telecomunicaciones: una buena entrada. Para realizar sus inversiones, los ,empresarios franceses cuentan con el apoyo de la Compañía Francesa de Seguros para el Comercio Exterior (Coface), que monitorea permanentemente el nivel de riesgo en el extranjero. Según este organismo, a principios de este año México pasó de país "con bajo riesgo" a país "con suficiente riesgo".

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Aun así, la presencia francesa en el sector de telecomunicaciones mexicano ha continuado. La privatización de Teléfonos de México (Telmex), hace cinco años, de tono la entrada de diversas proveedoras galas, ya que France Telecom adquirió 5% de dicha empresa, responsabilizándose de la ingeniería de la red local, abriendo un mercado que hasta entonces había estado reservado a las firmas estadounidenses.

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La empresa francesa Monetel, por su parte, se interesó especialmente en el potencial del mercado mexicano y con una visión a largo plazo. Así, la mitad de los 20,000 teléfonos públicos en servicio en México fueron proporcionados por esta compañía y se prevé que Telmex instale otras 60,000 unidades similares. "Los publifonos son construidos en maquiladoras mexicanas con material importado de Francia", explicó Bertrand Meis, director general de Monetel.

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La existencia de estos teléfonos creó la necesidad de las tarjetas telefónicas (telecartas) de tecnología francesa, importadas por México a través de la empresa Gemplus. Para esta firma, Telmex se ha convertido en un cliente de igual importancia que France Telecom, debido al volumen de -ventas de tres millones de telecartas mensuales y un potencial de hasta 1,000 unidades por teléfono, es decir, 60 millones de tarjetas.

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Paridad cambiaria para acabar con la incertidumbre. Los inversionistas franceses coinciden en que el establecimiento de una estabilidad cambiaria del peso mexicano frente al dólar estadounidense es indispensable para acabar con la incertidumbre.

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Michel Pinot, director general de la cadena francesa de supermercados Carrefour, implantada en México desde fines de 1993, sostiene que "a pesar de que creemos que el peso está subvaluado actualmente, nuestra estrategia de ventas está congelada debido a la incertidumbre cambiaria".

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Explica que, en todo caso, "a diferencia de nuestra competencia estadounidense, la devaluación del peso tuvo un impacto muy débil sobre -Carrefour" porque el porcentaje de sus productos importados es mínimo y se basan esencialmente en compras locales. Sin embargo, informa que los proyectos para abrir nuevos supermercados corren peligro debido a la incertidumbre generada por la flotación de la divisa mexicana.

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Patrick Salome, director financiero de la empresa electrónica Actia, coincide en que la incertidumbre de la paridad cambiaria genera gran confusión. Señala que para los empresarios europeos es importante tener a México como sede para entrar al mercado estadounidense, pero "la falta de visibilidad en el futuro puede sembrar dudas a cualquiera".

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Desde 1992, Actia, que fabrica autopartes para Renault y Peugeot, se ha implantado en México a través de la venta de videos para autobuses porque, según Salome, "el mercado de autobuses en México es tan importante como el de Europa". Opina que en el país no existe la "cultura del tren" pero, por otro lado, hay un movimiento de autobuses cada 45 segundos y los trayectos son mayores de seis horas, "por lo que es un mercado muy fértil".

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Ambos empresarios temen, por otra parte, que continúe agravándose la pérdida de poder adquisitivo, que podría alcanzar a la clase media y traducirse en el no consumo de artículos importados. Por ello, aconsejan a sus colegas europeos interesados en invertir en México a limitar al máximo los productos de importación, priorizando las compras locales y aprovechar el desplome de la divisa mexicana ante las monedas fuertes.

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El aspecto legal es otra de las principales preocupaciones de los inversionistas europeos interesados en México. Por eso, esperan ansiosos que entre en vigor un acuerdo político, económico y comercial de este país con la Unión Europea. Rolando Pelletier, del gabinete Pelletier y especialista en asuntos franco-mexicanos, explica que la transferencia de tecnología está protegida en México conforme a acuerdos internacionales y sostiene que "existe un marco jurídico para asegurar el secreto industrial y comercial".

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Por su parte, Raúl Moreyra, de la firma legal Riquelme y Asociados, destacó los beneficios fiscales de que gozan actualmente los inversionistas extranjeros en México, gracias a nuevos convenios bilaterales, incluyendo el franco-mexicano, que entró en vigor a principios de 1995. "En México, el valor agregado se le carga al consumidor, así que los empresarios lo recuperan finalmente", indica.

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Ambos informan que otra veintena de convenios para los empresarios extranjeros están siendo estudiados por las autoridades mexicanas.

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Lo importante para México, sin embargo, es la entrada de capitales con un destino productivo, no especulativo.

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