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Irradiación Gamma <br>Mucho más que fi

Si bien todavía es costosa, la tecnología nuclear surge como opción para las empresas de alimento
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Tan sólo escuchar algo acerca de energía nuclear remite a ideas abstractas, complicadas y acaso, también, alarmantes. Empero, este tipo de energía puede ayudar a conservar en mejor estado ciertos productos perecederos o la materia prima necesaria para fabricar otros más elaborados. Esto cobra especial relevancia para la exportación de productos naturales tales como carne, fruta y vegetales, que pueden duplicar su tiempo de vida en anaquel si son sometidos a un proceso de irradiación gamma.

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Este proceso permite desbacterizar alimentos, materias primas, productos químicos y farmacéuticos e incluso esterilizar envases plásticos. Constituye, ciertamente, una herramienta tecnológica de punta cuyas posibilidades valdrían ser revisadas por muchos empresarios.

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En todos los países de alto desarrollo industrial son conocidas las ventajas de la irradiación gamma en la lucha contra los organismos patógenos (aquellos que originan y desarrollan enfermedades), usada tanto en la esterilización de material médico como en la desbacterización de materias primas para cosméticos.

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En Estados Unidos es donde se encuentra la mayor cantidad de plantas de irradiación. Son en total 42 y funcionan a toda capacidad, lo que permite lograr óptimas condiciones para ciertos productos de exportación (sobre todo frutas y carne), con la consecuente -minimización de pérdidas en la calidad y el costo de elaboración.

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En contraste, México cuenta con una sola planta, ubicada en las instalaciones del Instituto Nacional de -Investigaciones Nucleares (ININ). Sin embargo, ha sido tal la demanda de sus servicios —este organismo gubernamental, de hecho, ha llegado al límite de su capacidad en la irradiación de más de 50 tipos de productos desechables de uso médico; 42 diferentes clases de cosméticos; 215 -variedades de alimentos deshidratados y 132 productos farmacéuticos—, que se está buscando que las empresas -privadas tengan su propio irradiador, además de que el ININ adquiera un nuevo modelo que brindaría la posibilidad de procesar alimentos frescos.

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Explica Gustavo Liceaga Correa, jefe del Departamento del Irradiador -Gamma: “El pro­ceso consiste en exponer los productos a la fuente de radiación del Cobalto 60, que es una luz azul de longitud de onda muy corta y por lo mismo de alta frecuencia que le permite penetrar al producto —aún cuando éste ya se encuentre empaquetado—. El irradiador se encuentra en el interior de una cámara de concreto varitado que actúa como blindaje, el cual tiene dentro contenedores de aluminio (material transparente a la radiación gamma) con una capacidad de 45 kilos de producto a irradiar.”

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El irradiador es una placa rectangular formada por lápices de acero, en cuyo interior hay cápsulas de cobalto 60, mismos que tienen una vida útil de 20 años y que cuando necesitan ser sustituidos son regresados a la fábrica de origen en Canadá. De esta manera, según Liceaga, ningún material radiactivo se queda en México.

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Al ser considerada la irradiación parte del proceso de manufactura de ciertos productos, el Departamento del -Irradiador Gamma cuenta desde 1980 con una licencia de la Secretaría de Salud. El precio de venta actual del servicio para la industria varía de $44 a $132 pesos por contenedor de 45 kilos, costo que depende de la dosis requerida de irradiación para cada producto.

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Es preciso señalar que la cantidad de radiación ionizante absorbida en un producto debe ser medida y comparada contra cambios químicos y biológicos, para lo cual se aplican procesos previos en cada tipo de producto. Para mayor -seguridad se toman en cuenta estudios proporcionados por el Organismo Internacional de Energía Atómica, la -Universidad Nacional Autónoma de México y el ININ.

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El usuario tiene la responsabilidad de probar ante la autoridad sanitaria que el proceso logra el nivel de esterilidad deseado en su producto, así como de informar sobre el uso del proceso, ello como parte de la documentación requerida para obtener los registros, licencias o permisos legales.

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En lo que se refiere a la irradiación de alimentos frescos, abunda Liceaga, el ININ pretende adquirir un equipo nuevo de mayor potencia, ya que el actualmente empleado sólo trabaja con productos que requieren dosis altas de irradiación, mayores de 10 kilogray (kGy, o unidades de irradiación), tales como los productos deshidratados, que necesitan de 10 a 30 kGy, mientras que un producto fresco sólo puede soportar de 0.2 hasta 5 kGy. Otra diferencia fundamental, dice el experto, es que el nuevo irradiador puede esterilizar en cuatro pasos y no en 57, como lo hace el actual, además de tener mayor capacidad de volumen y de eliminación de microorganismos que ocasionan enfermedades e intoxicaciones en el ser humano (las fresas, por ejemplo, duplicarían su periodo de vida y a la vez quedarían libres de cisticercos).

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Líbranos de todo mal
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Para las empresas agricultoras interesadas en exportar, la irradiación de alimentos —dentro de las normas aceptadas— podría resolver muchos problemas de restricciones en la venta de productos contaminados con ciertos microorganismos (y los pretextos estadounidenses para permitir la entrada de jitomates, flores o aguacate mexicanos se verían drásticamente desacreditados).

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La irradiación no afecta de manera alguna las características biológicas de los consumibles. Tanto la Agencia Internacional de Energía Nuclear, la -Organización Mundial de la Salud y la Comisión Codex Alimentarius (organismo de la ONU que define las normas -alimentarias internacionales) han determinado que no implica peligros toxicológicos ni provoca problemas nutricionales o microbiológicos.

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Además de ser una alternativa para apoyar al campo, cualquier empresa puede poseer su propio irradiador siempre y cuando tenga las licencias expedidas por parte de la SSA y de la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias, instituciones que exigen sobre todo la capacitación del personal, misma que puede ser proporcionada por el propio ININ, además de tomar en cuenta lo especificado en la Norma Oficial Mexicana de Bienes y Servicios, Irradiación de Alimentos, Materias Primas y Aditivos Alimentarios.

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Liceaga señala que si algún empresario tuviera la intención de poseer su propio irradiador, tendría que invertir $6 millones de dólares, previa construcción de la planta y de un almacén de lámina especial. “La cantidad es elevada pero los resultados son más que satisfactorios, además los beneficios y ventajas superan cualquier competencia”, concluye el jefe del Departamento del -Irradiador Gamma.

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