Socio Fundador Hal Consultores y Vitalis
35 años
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En 2001, la comisión de previsión social de la cámara de Diputados lo invitó a hablar sobre el modelo “Capuchino holandés” de planes de pensión. Las autoridades de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar), la CNBV y el propio Congreso ya reconocían a Vitalis como el mejor especialista en el tema a escala nacional e internacional.
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Una docena de años antes Jorge y su socio Abraham Hernández habían iniciado un negocio de consultoría. Al terminar los nueve semestres de la carrera de Actuaría en el ITAM, un grupo radiodifusor les propuso cubrir su servicio social realizando trabajos de estadística. Así nació Hal, firma de estadística aplicada que hoy cuenta entre sus clientes a compañías como Coca-Cola, Banamex y organismos como el Banco Mundial.
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Sus orígenes son reflexivos. Advirtieron la insostenible condición de los planes de pensiones en México y la creciente cantidad de ancianos cada vez más pobres y vieron en ello una oportunidad de negocio. La empresa nació con el desarrollo de un software actuarial para la valuación de pasivos laborales y la administración de fondos a largo plazo.
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En 2000 la compañía terminó de despegar con un servicio para las mejores prácticas de inversión en planes de pensiones. De entonces a la fecha crece más de 100% al año y tiene clientes como Alsea, Bimbo, Consorcio ara y Afore XXI.
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Ese mismo año la Consar otorgó al despacho la autorización para el registro de planes de pensiones privados en México y Bank of America Equity Partners aportó un capital semilla orientado al progreso técnico de la tropicalización del modelo “Capuchino holandés”.
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Después de estudiadas alianzas estratégicas para el uso del software y la comercialización conjunta de servicios a personas morales, la compañía ya administra cerca de 70,000 cuentas e invierte de manera activa millones de dólares de los fondos de pensiones de sus clientes.
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Después de 12 años de haber encendido la alarma sobre la vejez en México, ha sido reconocido y se le ha pedido su opinión sobre las reformas necesarias … aunque nadie le ha hecho caso. Es como si predicara en el desierto.