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José Eduardo Robinson Bours Costiello

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mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

El hábito de quitarse la primera parte de su primer apellido puede confundir un poco a quienes siguen la historia de esta numerosa y luchona familia sonorense. Así que, se debe aclarar, Eduardo R. Bours es el mismo personaje que dirigió al negocio familiar, Industrias Bachoco, de 1986 a 1992, el que presidió el Consejo Nacional Agropecuario y el que se sentó en los consejos de una larguísima lista de organismos empresariales, desde la Asociación Avícola de Guanajuato hasta el Consejo Coordinador Empresarial.

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Este mismo hombre es el que invirtió un año de su vida en asesorar a los señores de la Secretaría de Comercio (Secofi) durante las -extenuantes negociaciones del Tratado de Libre Comercio (TLC), como miembro del famoso “cuarto de junto” y quien aún pertenece al Consejo Asesor Técnico del Tratado (por cierto, ¿qué está haciendo por los tomateros mexicanos?).

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Pero eso no es todo. R. Bours es el mismo que dirige la Ucabe, ese organismo renegociador de deudas bancarias conocido como “El Barzón de los Ricos”. Curioso, al principio se le criticó por esta iniciativa; actualmente, en cambio, se de muestra a los empresarios que no han querido apegarse a su esquema de negociación y que han preferido mantenerse en la cultura del “no pago”.

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Por último, R. Bours es también el hombre en quien el gobierno puso todas sus confianzas para dirigir la maltrecha Del Monte Fresh Produce, ya nunca más propiedad de Carlos Cabal Peniche y por fin vendida a un grupo chileno.

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Y eso que apenas ronda los 40. Natural de Ciudad Obregón, Sonora, Eduardo es hijo de Javier Robinsón Bours Almada, uno de los cuatro hijos de Alfonso Robinsón Bours, sonorense con fama de derecho en los negocios y a quien no siempre le fue muy bien.

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El clan desciende de Henry, un holandés con los mismos apellidos, que pretendió hacerla en las vastísimas tierras de Sonora, pero que fue parado en seco por la Revolución Mexicana. El deseo familiar de prosperar en la agroindustria tendría que esperar hasta la tercera generación, cuando don Enrique Robinsón Bours, el tío de Eduardo, descubrió que el “negocito” de pollos que su esposa mantenía como un -hobby (mientras él y sus hermanos se dedicaban a la agricultura, la venta de autos y fertilizantes), en realidad estaba dejando muy buen dinero.

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Unidos los hermanos en esta nueva actividad, para 1950 contaban ya con cinco granjas, alrededor de una matriz en Navojoa, Sonora, muy cerca del arroyo Bachoco, que en yaqui tiene el imaginativo significado de “lugar por donde pasa el agua”. Tan grande era la cosa que prácticamente dejaron sus otros negocios y pusieron todos los huevos en una sola... incubadora.

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En los años siguientes, esta empresa se convertiría en un monstruo capaz de procesar más de medio millón de pollos al día y sacar ventas por $2,400 millones de pesos (en 1995). Aunque no como sus pollos, los Robinsón Bours también se reprodujeron: de los cuatro hermanos nacieron 12 hijos. Por años, el liderazgo de Bachoco le había correspondido a don Enrique, pero en los 80 comenzó a conquistar su lugar como administrador el pujante Eduardo, ingeniero industrial y de Sistemas por el Tec de Monterrey.

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Sin embargo, esta familia parece saber muy bien que la única manera de evitar peleas internas en el futuro es sacando a los primos de la administración y contratando profesionales. Así que a Eduardo R. Bours le quedó mucho tiempo libre para meterse en todo lo mencionado arriba, incluyendo el “rescate” de una empresa 10 veces más grande que la suya: Del Monte. Esta actividad no le granjeó la simpatía de los ex dueños de la gigantesca comercializadora, algunos de los cuales llegaron a extremos tan ridículos como piratear la propia marca de la empresa para exportar sus vegetales “por la libre”. Pero todo esto ya pasó, y el empresario parece haber cumplido las expectativas de sus cuates Guillermo Ortiz, secretario de Hacienda, y Luis Téllez, coordinador de asesores de la Presidencia de la República.

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Aunque empezó antes, el contacto de Eduardo con el gobierno se acrecentó mucho con las negociaciones del TLC, cuando invariablemente se le veía pegado a Herminio Blanco y a Téllez, convirtiéndose, por cierto, en la fuente favorita para las reporteras de negocios, quienes gustaban de acercarse al bien parecido sujeto, aunque sea para hablar de aranceles y corchetes.

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Como es obvio, R. Bours sigue siendo un abierto defensor del libre mercado, la privatización y demás postulados que algunos quisieran hacer pasar de moda. Su fama de empresario intachable incluso lo está llevando a un nuevo horizonte: lo están candidateando para gobernador de Sonora (por el PRI, claro). Sobre este tema aún no se le ha escuchado nada, acaso porque sabe que esta chamba sí podría terminar empañando su imagen.

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