Kolitas <br>Pleito de caricatura
Un grupo de animalitos bonachones y pacifistas nacieron del sueño de un mexicano que quiso ser una suerte de Walt -Disney. Pero las caricaturescas imágenes de leones, hipopótamos y changos, a 15 años de haber sido creadas, están muy lejos de vivir en una fantasía ideal.
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Para Alfonso López Negrete, creador de la Isla de Kolitas y sus personajes, el sueño se ha convertido en una triste pesadilla: el empresario mexicano asegura que Ferrero, una firma ítaloalemana, le robó su propiedad industrial, que “ahora explota en todo el mundo con ganancias millonarias”, y que las autoridades mexicanas ven su demanda de justicia como un juego de niños. Por tanto, decidió cruzar el Océano Atlántico para poner el asunto en manos de la justicia alemana.
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Tras de crear su mundo de caricaturas en 1981, López Negrete guardó su obra y produjo discos infantiles, en español e inglés, en los que sus personajes cantaban. Después invirtió en el lanzamiento de libros de cuentos y dibujos animados.
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Al poco tiempo logró que Canal 13 (de la todavía estatal Imevisión) transmitiera el programa infantil de Kolitas cuatro horas a la semana. Todo marchaba a pedir de boca.
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Un buen día, sin embargo, se encontró con que cuatro de las figuras animadas de Kolitas formaban parte de los populares huevos de chocolate -Kinder, pertenecientes a Ferrero. Se acercó a la compañía y los apoderados legales le respondieron que se trataba de un error que no volvería a repetirse.
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Dos años más tarde, en España, López Negrete descubrió que Ferrero continuaba explotando sus personajes sin su consentimiento. En pie de guerra, y sin más ayuda que la de su ejército de -animalitos, el empresario acudió a la Dirección General de Derechos de Autor, (DGDA) de la Secretaría de Educación Pública, en busca de ayuda. La DGDA declinó intervenir en el caso y lo turnó al Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial -(IMPI).
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Las autoridades mexicanas, cuenta, confiscaron un cargamento de chocolates de Ferrero que lucían los caracteres del empresario, en la Central de Abastos. “Multaron al distribuidor, pero nunca a la firma italiana.” Esta intervención no lo satisfizo en lo absoluto, ya que él no buscaba que multaran a un intermediario, “sino que reestablecieran el honor de mi propiedad”.
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Tras varios descalabros en México, Negrete acudió a las autoridades alemanas, “famosas por la integridad de sus cortes”, en busca de la justicia que dice no encontró aquí.
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Amarga pesadilla
-“En México pueden más los intereses de una empresa multinacional que la defensa de un mexicano. Localicé pruebas del robo de mi propiedad intelectual, se las presenté al IMPI y lo único que hicieron fue multar a un intermediario”, reitera.
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Añade: “Ferrero es muy fuerte, tiene ventas anuales por $6,000 millones de dólares, vende sus productos en 110 países y puede -embarrar de chocolate todo el juicio. He insistido con las autoridades del IMPI para buscar una solución, pero no ha habido eco a mis demandas”.
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Cuestionado al respecto, Óscar de la Torre, director de Protección a la Propiedad Industrial del IMPI (quien firmó la sentencia en contra del distribuidor de chocolates de la Central de Abastos), explica que este organismo procedió conforme a derecho en el caso de los chocolates confiscados. “Hemos apoyado en todo lo posible a López Negrete, pero no podemos demandar por iniciativa propia sino hasta que él lo pida.”
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A su juicio, el dueño de Kolitas podría estar mal asesorado y por eso no ha interpuesto la demanda correspondiente. “Al tiempo que le hemos otorgado todo el apoyo posible, él se ha dedicado a atacar al instituto a través de -periodicazos”, asevera.
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No obstante, para José Luis Caballero, abogado experto en derechos de autor, en México existe un gran -desconocimiento de la Ley de Fomento y Propiedad Intelectual por parte de los -jueces, magistrados, Poder Judicial y los mismos autores: “No se respetan los derechos de autor, no existen mecanismos que permitan una reparación del daño de una manera rápida y expedita. El autor es casi siempre una persona física frente a una gran corporación, lo cual significa una desigualdad de fuerzas. Se requiere una legislación que equilibre los derechos de unos frente a los intereses de otros”.
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Al referirse al caso de Kolitas, Caballero indica que López Negrete no perdió la batalla con su denuncia ante la DGDA y el IMPI. Más bien, explica, intentó un proceso conciliatorio donde la DGDA no toma partido, sino que busca conciliar intereses.
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Para el abogado, la resolución del IMPI de castigar al distribuidor de los chocolates es correcta, ya que el hecho de ser un intermediario no lo releva de la responsabilidad. “Si así fuera todos los vendedores de mercancía pirata estarían libres de culpa”, comenta.
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El proceso de Kolitas no está cerrado, añade. “El aseguramiento de la mercancía es uno de los primeros pasos a que tiene derecho López Negrete y, de ahí, debe seguir un juicio, desde la perspectiva del derecho de autor, en contra de quién haya infringido sus derechos.”
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Así, mientras en México el creador de Kolitas se enfrasca en dimes y diretes, en un tribunal de Mannheim, Alemania, su caso es revisado.
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Al principio de la demanda “del pequeño mexicano”, como lo llama la prensa alemana, Ferrero argumentó que no fue un plagio, sino simplemente una coincidencia en el diseño. Pero en -febrero pasado, dice López Negrete, la firma reconoció ante el tribunal que sus diseños eran copia de una compañía establecida en Honk Kong. La empresa oriental respondió que sus dibujos eran del empresario mexicano.
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De ganar el proceso en Europa, el creador de Kolitas podría recibir un millón de marcos alemanes ($800,000 dólares), suma que -pide directamente en su demanda, además de 2% de la venta anual de Ferrero. ¿Qué significa esto último? Nada más y nada menos que entre $80 y $120 millones de dólares, cantidad más que suficiente para que la vida de López Negrete se convierta en una verdadera fantasía.