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La economía y el PND

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mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Una de las principales tesis de Carlos Salinas de Gortari era la de sacar adelante primero la reforma económica y después intentar la reforma política. Algunos opinamos que no había razón por la cual posponer la reforma política hasta una vez concluida la reforma económica, sobre todo porque una reforma económica más o menos a favor del mercado tenía que complementarse con una reforma política a favor de la democracia, o de lo contrario la primera podía abortar.

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Así las cosas, la reforma política del salinismo se limitó a una reforma electoral, también limitada porque, al final de cuentas, poco es lo que se avanzó en esta materia. Y en materia económica, los resultados están a la vista.

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Dado lo anterior, no deja de llamar la atención que en el Plan Nacional de Desarrollo 1995-2000 (PND) se afirme que "la democracia debe ser la base política del crecimiento económico..." No es suficiente, pero indudablemente que es necesaria. Sin democracia, difícilmente hay economía de mercado, y sin ésta, difícilmente hay, ni crecimiento elevado, general y sostenido, ni empleos productivos y suficientes. La relación entre democracia y mercado ha sido reconocida siempre por los liberales. Es más, ellos la descubrieron y es en la defensa de dicha relación que se reconoce al verdadero liberal. Por su parte, la historia económica del siglo XX se ha encargado de mostrar la superioridad de la economía de mercado.

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Pero para que la economía funcione bien, no basta la base política que la democracia proporciona. Es necesario además lo que bien puede llamarse lo básico. Y lo básico en economía son tres cosas. La primera: no estorbar, burocratizándola, la actividad económica. La segunda: garantizar jurídicamente, eliminando la discrecionalidad que las leyes le otorgan al gobierno, los derechos de los agentes económicos, sobre todo los derechos a la libertad de emprender y a la propiedad de los medios de producción. La tercera: no distorsionar, vía el intervencionismo y dirigismo gubernamental en la economía, los procesos de mercado.

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En el PND se afirma, en primer lugar, que "se ejecutará un programa de desregulación y simplificación administrativa para mejorar la eficiencia de la regulación vigente..." en segundo, que "se promoverán medidas que ofrezcan condiciones de seguridad jurídica para garantizar la propiedad y posesión de los bienes..." y que "definan con puntualidad los derechos de propiedad, así como las prerrogativas y obligaciones de todos los que intervienen en las actividades económicas..." y, en tercero, "que el crecimiento económico sostenido sólo es posible cuando se procuran, alcanzan y preservan los equilibrios macroeconómicos fundamentales."

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Queda claro que en el PND se reconoce que en la economía mexicana no contamos con lo básico y, en consecuencia, se plantea la manera de conseguirlo. La pregunta es si se conseguirá de manera total y definitiva o solamente de manera parcial y temporal. Porque sólo de la primera manera lo básico dará resultados. De no ser así, seguiremos de crisis en crisis, hasta que las mismas degeneren en caos. ¡Y no hemos estado lejos!

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Es alentador ver que en el PND se acepta, primero, que la democracia es la base política del crecimiento económico y, segundo, que, aunque sea de manera implícita, se reconoce que en la economía mexicana lo básico brilla, en muy buena medida, por su ausencia. Una vez reconocido todo ello, hay que actuar en consecuencia y, sobre todo, aportar trabajo, educación y honestidad, sin los cuales, ni la base política del crecimiento, ni lo básico, servirán de mucho.

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El autor es profesor en la Escuela de Economía y en la Facultad de Filosofía de la Universidad Panamericana.

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