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La fidelidad no es para siempre

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mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Las recurrentes ausencias de Fidel Velázquez de la presidencia de la central obrera más grande del país conducen a pensar que, de un momento a otro, podría quedar suelto un arcaico eslabón del poder político mexicano.

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Bajo el control de “Don Fidel”, la Confederación de Trabajadores de México (CTM), de la que es cofundador, fue por décadas una de las agencias electorales más eficaces del Partido Revolucionario Institucional (PRI), caso de estudio y modelo formidable del corporativismo mexicano que tantos servicios ha dado a los gobiernos “emanados de la Revolución”.

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El eventual retiro del controvertido y emblemático personaje dejaría a esta central, que agrupa a casi la mitad de los trabajadores organizados del país, en manos de quienes lo han acompañado y mantenido en pie a pesar de su avanzada edad y del rechazo social que su sola figura provoca en amplios círculos.

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Sin embargo, las afinidades al estilo de sindicalismo practicado por décadas por el nonagenario líder no tienen eco más allá de su propia camarilla. Afuera, el PRI se debate entre la vida y la muerte, herido en una guerra por el poder entre sus propias facciones, al tiempo que una parte significativa del siempre fiel electorado mexicano se muestra cada vez más decidido a darle la espalda en las urnas.

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Como si no fuera suficiente, los salarios de los mexicanos atraviesan por una de sus peores rachas en la historia reciente, con caídas sucesivas en su valor real a lo largo de dos décadas. Resultado de -errores gubernamentales o de equivocaciones en la aplicación del modelo económico, el hecho es que México sigue siendo uno de los países con mayor injusticia social en el mundo, con una abismal brecha entre ricos y pobres.

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En lugar de un sindicalismo independiente de los poderes público y privado para hacer frente a esta emergencia social, los trabajadores tienen como líder a un patético y balbuceante Fidel Velázquez, que desde sus años mozos aprendió el arte de la demagogia ante sus agremiados y el chantaje político para obtener del mandatario en turno gubernaturas y puestos legislativos para sus incondicionales. El tradicional juego del “te doy” para que “me -des” que tanto daño ha hecho a este país.

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De cualquier forma, el relevo de Fidel Velázquez en la CTM debilitará al sindicalismo corporativo y abrirá la oportunidad para que los sindicatos ahí representados asuman su responsabilidad frente a sus agremiados y evalúen el trabajo de la propia central.

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Pero aún en ese momento de definiciones, pesará el hecho de que fue el tiempo y no la sociedad mexicana quien -movió de la foto a uno de los más puros representantes de la vieja guardia del sistema político mexicano.

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