La publicidad... a la calle
Gigantescas lonas que revisten las paredes de edificios, vallas para tapiar construcciones y fachadas de viviendas pintadas con publicidad, son los nuevos medios que crecieron exponencialmente mientras los anuncios espectaculares eran criticados por contaminación visual y amenazados por el gobierno del Distrito Federal con hacerlos desaparecer.
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Aunque la publicidad en muros y vallas no supera en número a la de espectaculares (cerca de 8,000 en la capital), su crecimiento llama la atención.
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Por un lado Tramac, cuyo principal producto son los publimuros, presume haber avanzado en ventas 3,000% desde que en 1996 introdujo a México el concepto europeo. Actualmente tiene contratados 200 muros en distintos puntos de la ciudad, que equivalen a 800 espectaculares. “Somos líderes del mercado con 55%”, dice Carlos Fernández, socio director de la compañía. La agrupación ofrece hasta cuatro millones de impactos al mes, dependiendo del lugar donde se instale el mensaje. Para el directivo, la ventaja de este medio es que no satura los espacios (difícilmente hay muros similares juntos) y su precio es menor al de otros medios exteriores.
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Para Vallas y Gigantografías de México, organización de origen argentino, la nueva forma de cerrar y proteger una obra negra con publicidad significó un crecimiento anual de 120% desde hace tres años. La firma posee 65% del mercado con 800 vallas en el DF y presencia en Monterrey, Saltillo Guadalajara, Tijuana y Ensenada. “Al tener luz propia ilumina por las noches calles oscuras y estéticamente mejora lugares por lo general feos”, destaca Mariano Menéndez, director general de la organización.
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Aunque los anuncios en muros, lonas gigantescas y vallas no están prohibidos, tampoco están reglamentados. “Falta claridad. Vivimos amparándonos, pues el gobierno del DF no otorga licencias”, se queja Fernández.