Durante la visita del presidente Ernesto Zedillo a California, las protestas no se hicieron esperar. Fuera del Hotel Bonaventure en Los Angeles, un pequeño pero ruidoso grupo pedía detener la inmigración ilegal de mexicanos a California... Otro grupo –esta vez de mexicanos residentes en Estados Unidos– gritaba “¡Abajo la Migra!”.
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Más allá del eterno conflicto entre México y Estados Unidos, y de la imagen aún negativa que proyecta Hollywood sobre los hispanos, en materia de negocios y números, el león no es como lo pintan.
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El mercado hispano en la Unión Americana se compone de más de 30 millones de habitantes y es el segmento de población que crece más rápido; se estima que para el año 2020, uno de cada cuatro estadounidenses será de origen hispano. Los hispanos están comprando más coches y casas que las otras minorías; su poder de compra ha ido en dramático ascenso y aún crece sin parar.
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No por nada, muchos mexicanólogos ya se refieren al nuevo siglo como “El siglo de los hispanos”, en el que las empresas –fabricantes de autos o de margarina– tendrán que dirigir su atención hacia este mercado.
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Según el Tomas Rivera Policy Institute, el poder de compra de los latinos en Estados Unidos alcanzó $332,000 millones de dólares en 1997, ubicándolos como el número 14 de los mercados de consumo de todo el mundo. Mientras que en 1980 había apenas unos 600,000 hispanos con puestos de gerencia y/o dirección, este número rebasó los 1.8 millones en 1998 y, de acuerdo con Hispan Telligence, una división de Hispanic Business, Inc, para el año entrante habrá más de dos millones de negocios hispanos (de los cuales un 50% son propiedad de mexicanos) que generarán ingresos por más de $221,000 millones de dólares.
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Más allá de las cifras, la influencia hispana es cada vez más notoria. Desde los gustos por la música (en mayo, Ricky Martin alcanzó el número uno en el Top Ten de la revista Billboard luego de vender 600,000 copias de Livin’ la Vida Loca) hasta la creciente presencia de latinos en el entretenimiento.
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Richard Masur, presidente de la Screen Actors Guild, un poderoso sindicato de actores en Hollywood, comenta: “Ya es hora de que la industria del entretenimiento despierte y tome a esta audiencia en serio.” Y es que los hispanos gastan cerca de $500 millones de dólares al año en entradas al cine, son el segmento con mayor recepción a los avisos televisivos y son también quienes están comprando y rentando más películas en video.
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Ya en 1998, la inversión en publicidad dirigida al mercado hispano en la Unión Americana alcanzó $1,700 millones de dólares, un crecimiento por encima de 20% si se compara con 1993 y casi igual a la cifra de publicidad en todo México.
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Y aunque su ingreso anual per cápita es significativamente menor al promedio nacional ($29,976 vs $39,926 dólares) las familias latinas gastan 4% de sus ingresos después de impuestos en entretenimiento, según la oficina de Estadísticas Laborales (US Bureau of Labor Statistics).
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Puede que la controversia y los conflictos en materia de inmigración –legal o ilegal– sigan por mucho más tiempo; lo cierto es que –según las estimaciones más conservadoras– ya en el año 2010 Estados Unidos será el segundo país de habla hispana en el mundo; los hispanos serán la primera minoría y su poder de compra se ubicará por encima de los $960,000 millones de dólares... Una fuerza imposible de detener y, sobre todo, imposible de ignorar.