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Lo contrario del <i>all inclusive</i>

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mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Tres años de construcción y $50 millones de dólares fueron necesarios para crear el hotel Four Seasons Punta Mita, un resort enclavado en un acantilado de Nayarit cuya fama internacional ha trascendido gracias a sus paisajes, su campo de golf y su servicio, según constatan publicaciones especializadas en el ramo.

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La idea de construir un desarrollo turístico altamente sofisticado en servicio y ubicación surgió a principios de los 90, cuando uno de los socios de Dine, división inmobiliaria del Grupo Desc, se acercó a la cadena hotelera para proponerle que invirtiera en el proyecto. La sociedad quedó formada de la siguiente manera: 70% pertenecía a Dine –de la familia Senderos– y 30% a Four Seasons.

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En 1999 el hotel quedó terminado y con solamente tres meses de operación alcanzó 72% de ocupación en ese año, cuando los administradores habían pronosticado 55%. En menos de tres años el hotel ha facturado cerca de $60 millones de dólares y, por si fuera poco, Ricardo Acevedo, su director general, asegura que la inversión se recuperó en año y medio en vez de cinco años, como regularmente sucede, razón por la cual Dine tuvo oportunidad de vender su participación a Strategic Hotel Capital, cadena estadounidense propietaria de Four Seasons Ciudad de México y de otros 29 hoteles en el mundo.

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Desde su inicio se planeó que las 140 habitaciones de este recinto se ocuparían por extranjeros de entre 35 y 55 años, con ingresos mínimos de $150,000 dólares al año. “Nosotros manejamos un tipo de clientela que no llegaba a Puerto Vallarta y que paga alrededor de $700 dólares por habitación”, comenta el directivo.

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Agrega que para captar este tipo de turismo los hoteleros deben tener apoyo total del gobierno local. Punta Mita es un destino creado en el que hace cinco años no existía ni infraestructura de comunicaciones ni servicios públicos. La administración de Four Seasons trabajó con autoridades gubernamentales, sindicatos y políticos para lograr que el huésped tenga la experiencia de llegar a un hotel lujoso desde que se baja del avión y se sube a un vehículo último modelo con chofer bilingüe.

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Acevedo explica que los usuarios a quienes se dirigen son más exigentes que los que compran paquetes all inclusive. “Los resort están buscando lugares alejados donde no se pierda el encanto y la sofisticación que busca la clientela. Nuestro huésped quiere tranquilidad, calidad, seguridad y exclusividad en todos los servicios, no discotecas y tequilas gratis.”

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