Aunque el poeta y dramaturgo andaluz afirmaba haber nacido con el siglo, lo cierto es que García Lorca nació en 1898, de ahí los múltiples homenajes que trascendieron las anchas fronteras del mundo hispano y cuyos ecos aún se escuchan. Entre estos, uno perdurable es el que con su voz le ofrece Ana Belén en dos discos.
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Lorca, uno de los alumnos predilectos de Manuel de Falla, era un profundo conocedor de la música popular, tanto así que se dio a la tarea de recoger y armonizar canciones que son las que Ana Belén reúne en su disco Lorquiana: canciones populares de Federico García Lorca (BMG), producido por Víctor Manuel. Aquí la propuesta musical es sorprendente, pues sin traición a esos aires entonados por el pueblo, introduce un raro pero muy logrado maridaje con ritmos e instrumentos de blues.
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La investigación musical constante de la Belén se patentiza en Lorquiana: poemas de Federico García Lorca. Con arreglos de Michel Camilo y producción, de nuevo, de Víctor Manuel, la cantante incursiona por muy diversos ritmos. Así, lo mismo entona, junto a trompetas y maracas caribeñas, el “Son de negros en Cuba” que sigue el uno-dos-tres del vals para ir desgranando aquel poema que inicia: “En Viena hay diez muchachas/ un hombro donde solloza la muerte/ y un bosque de palomas disecadas.”
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Por cierto, las carátulas de ambos compactos –una en blanco y negro y otra virada en sepia– tienen una foto alterada por la magia tecnológica donde aparecen la Belén y Lorca.