En 1998 dos subsidiarias de Koch Industries se unieron con Imasab, presidida por Isaac Saba, para fundar una de las compañías líderes a escala global en la fabricación de poliéster: Kosa. Sin embargo, a pocos días de la celebración del tercer aniversario del gigante, los accionistas decidieron separarse. El mexicano, dueño de 50%, vendió su participación a su antigua asociada la cual, además de quedar como única propietaria, conservará el nombre.
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Para George Gregory, presidente de Kosa, la compañía de Charles Koch pagó "un precio justo" por las acciones, aunque no reveló la cantidad. Según el directivo, la decisión se tomó por "el bien de ambas partes, pues su visión respecto a la dirección estratégica de la organización era diferente". Aclara que la separación se dio amistosamente y en los "mejores términos".
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Para sus empleados, la historia es preocupante debido a que, en su afán de reducir costos y transformarse en una "empresa más competitiva y eficiente", Kosa puso en marcha una reestructuración de su planta laboral en la mayoría de los países donde tiene presencia, incluyendo México.
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