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Los desafíos del interregnum

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mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

El misterio de la prolongada estabilidad del sistema político mexicano residió, en buena medida, en la compleja articulación de diversos elementos: el crecimiento económico que se tradujo en infraestructura, desarrollo y movilidad social ascendente; un reformismo pragmático que permitía cada seis años corregir el rumbo; el corporativismo; la tolerancia del poder público ante los excesos de los líderes sindicales y campesinos a cambio del control sobre los trabajadores; una cultura política cínica en anchas franjas de la sociedad.

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La receta empezó a erosionarse en 1968 y no dejó de ofrecer malas cuentas desde entonces; con ello preparó el clima social que se expresó el pasado 2 de julio.

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Pero el cambio que decidió el grueso del electorado: cambio de régimen, reclama construir sobre nuevas bases, plenamente democráticas, la estabilidad política.

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El nuevo gobierno tiene ante sí un desafío mayor: no frustrar las expectativas ciudadanas, la enorme esperanza en un quiebre de época que permita superar las contrahechuras que dejaron en el cuerpo social anteriores gobiernos.

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En su campaña Fox fue extremadamente generoso en su oferta. Hoy, como diría su paisano José Alfredo, le toca aprender que la distancia entre el México virtual y el México real “es cada día más grande”, que frente al minúsculo México de los ganadores se extiende un enorme territorio: el país de la pobreza extrema... una realidad que no puede ser enfrentada sólo con voluntarismo, planeación estratégica y mercadotecnia. Como hombre pragmático y audaz, Fox puede repetir el numerito de Salinas: poner en marcha en los primeros días de gobierno una serie de golpes espectaculares (como el quinazo) que le permitan establecer, sin lugar a dudas, dónde reside el poder... Pero luego tendrá que ir a fondo, porque más allá de la política virtual millones de mexicanos reclaman resultados concretos. Sin embargo, las primeras señales del presidente electo que parecían mostrar agudeza y reflejos rápidos (la integración del “gabinete de transición”, por ejemplo) no están siendo continuadas por acciones más tangibles. Para colmo, la sobre exposición de los miembros del equipo los ha llevado a mostrar prematuramente ignorancia o novatez. Por otra parte, se sabe muy poco del proceso de entrega-recepción (hay dependencias clave en las cuales aún no hay contacto con los súper gerentes); Fox necesita al pan para gobernar, el alejamiento de su partido no es una buena señal...El esquema de prueba y error es un lujo que no pueden darse quienes tienen la responsabilidad de no defraudar la esperanza que expresó la rebelión cívica del 2 de julio.

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El autor es director general de Grupo Consultor Interdisciplinario, S.C.

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