Los límites de la euforia
La nueva economía ya lanzó los primeros humos provocados por el excesivo entusiasmo de los inversionistas al norte de la frontera. El salón de fiestas (el Nasdaq) abrió el paso a las jaquecas de la cruda. Y, de paso, las acciones de empresas mexicanas más ligadas con la tecnología fueron severamente castigadas.
- ¿Hasta dónde puede llegar la caída? Nadie lo sabe. De hecho, en cualquier momento puede iniciarse la recuperación. Lo que se debe considerar, detrás de los habituales altibajos en los mercados, es el efecto “pánico” que arrastra cualquier argumento racional sobre las sanas variables de la economía. Como bien apunta el analista Carlos Sámano en el Punto Económico de esta edición, el verdadero temor en México radica en la expectativa de un freno –que podría transformarse incluso en caída– de la economía estadounidense. En este momento, ciertamente, sería un golpe duro.
- Pero el temor puede matizarse al voltear la mirada hacia la ahora llamada “vieja economía” –que nosotros preferimos denominar “economía real”–. Ahí, los resultados presentados por las empresas han sido bastante positivos, es decir, no se han contaminado en forma importante por la resbaladilla de los punto com.
- Queda claro que ningún crecimiento es eterno. La lógica de los mercados, de hecho, implica eso: hay momentos de toma de utilidades e instantes de temor que desencadenan retiros más masivos, sobre todo ahora que existen diversas opciones de inversión. Pero lo cierto es que las nuevas empresas de internet no están llegando a una etapa de maduración en su ciclo. Al contrario: lo que estamos presenciando es el típico escenario darwiniano (aunque a toda velocidad) de la sobrevivencia de los más fuertes. Es evidente que en este nuevo mundo muchas empresas que se ponen el apellido punto como son cascarones sin oportunidades de larga vida. Pero también es cierto que existen muchísimas otras que han demostrado su viabilidad y, sin duda, están revolucionando la manera de hacer y entender los negocios. Así, somos hoy testigos de una depuración, de un análisis más objetivo de los verdaderos alcances de estas nuevas compañías. Germinarán titanes, desaparecerán pequeños. No existen señales realistas que apunten hacia alguna crisis de la economía mundial.