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Los mejores lugares para trabajar. En bu

¿Cuál es la mejor empresa para laborar? La opinión mayoritaria de los egresados universitarios es
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Sin duda resulta estimulante para algunas empresas saberse dentro de la lista de aquellas corporaciones donde a la mayoría de los profesionistas recién egresados les gustaría trabajar. Figurar ahí les da una idea de su popularidad entre la comunidad universitaria.

- Pero, a fin de comprender mejor el fenómeno de elección y las condiciones laborales que en realidad existen en las empresas, vale la pena explorar las reflexiones de los futuros ejecutivos respecto del lugar idóneo para ejercer sus habilidades, y cotejar sus percepciones con las de aquellos profesionales que ya están en activo.

- Así pues, una caracterización de las “empresas modelo” delinea de manera más precisa las expectativas que se tiene de éstas, y permite incluso compararlas con lo que ocurre en la realidad cotidiana, a efecto de conocer cuál es la distancia entre lo que se anhela y lo que en verdad se ofrece.

- Con este ánimo, el departamento de Investigación y Desarrollo de Expansión y Grupo Hay, una de las firmas de consultoría en recursos humanos más importantes del mundo, acometieron conjuntamente un proyecto de investigación con tres objetivos básicos:

- Identificar los rasgos que definen a la empresa en la que idealmente les gustaría trabajar a los universitarios.

- Conocer los elementos que más inciden en ellos al momento de escoger entre diferentes opciones.

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- Confrontar estos aspectos con la percepción de quienes ya están trabajando en niveles ejecutivos y con las estrategias de reclutamiento que normalmente aplican las empresas.

- Para estos fines se aplicó una encuesta a más de 350 estudiantes de ambos sexos que actualmente cursan el último semestre de carrera en alguno de los siguientes centros universitarios: itam, itesm, iteso, udla y uia. Adicionalmente se encuestó a 550 ejecutivos que trabajan en más de 300 compañías, distinguiéndose especialmente de entre ellos a 50 directores de recursos humanos.

Del dicho al hecho…
Desde su aula, Juan Promedio (llamémosle así a la opinión mayoritaria de los estudiantes consultados) se imagina en el futuro trabajando en una empresa grande o al menos mediana, dedicada de preferencia a la atención de un mercado en crecimiento –que no emergente, ahí su proclividad es más tímida–. - No tiene interés particular por un sector, aunque los de consumo y de servicios no financieros son los menos populares.

- En cambio sí es más categórico cuando afirma que le gustaría, en primer término, colaborar en una empresa nacional con participación extranjera y en segundo en una internacional pero con capital mexicano.

- ¿Qué es lo que Juan desea encontrar en una empresa como la que señaló? De tres opciones que se le dieron –dinero, posibilidades de desarrollo profesional o seguridad en el empleo– espera, de manera abrumadora, mayores oportunidades de desarrollo. Cuando se le cuestionó sobre si le gustaría trabajar en una empresa donde los dueños fueran los principales ejecutivos contestó mayoritariamente que sí, muy a pesar de una corriente de opinión la cual supone que las organizaciones manejadas por familias suelen limitar el avance profesional de los ejecutivos que no pertenecen a ellas.

- Esto haría suponer que nuestro Juan entiende que la mayor parte de las empresas en el país son familiares (lo cual constituye una realidad del mercado de trabajo en el que participará).

- Esa aceptación, sin embargo, no puede tomarse como definitiva, puesto que otra respuesta mayoritaria del promedio señala que al cabo de cinco años Juan se ve más como empresario que como empleado.

- Lo anterior aporta valiosos elementos respecto de los aspectos externos de la empresa que Juan idealiza, pero, ¿cómo le gustaría que fuera su funcionamiento? Al indagar sobre este particular, se detectó que lo que en esencia Juan busca es una organización con una estructura plana u horizontal, donde se deleguen responsabilidades y sea necesario tener conocimientos y habilidades diversas. Prefiere residir en un solo lugar, aunque le gustaría tener que viajar constantemente; también muestra cierta predilección por los horarios flexibles a cambio de centrarse en el logro de objetivos.

- Ahora bien, ¿esto existe en el mundo real? Los ejecutivos que respondieron a la encuesta dijeron que las empresas donde trabajan suelen estructurarse por funciones con líneas de mando claras y no tanto por equipos, con una gran delegación de responsabilidades.

- Por otro lado, la oportunidad de viajar frecuentemente existe, pero no en el grado que suponen los profesionistas en ciernes (ignorantes, por cierto, del fastidio que sufre el viajero de negocios consuetudinario).

- …no hay mucho trecho
Un tema de notable coincidencia entre los ejecutivos y Juan Promedio fue el relacionado con la demanda de conocimientos y habilidades diversas, lo cual envía un poderoso mensaje a las universidades, en las cuales –a pesar de que el aplanamiento de las estructuras organizacionales en muchas empresas está exigiendo una mayor diversidad de conocimientos– existe una tendencia a la especialización en la formación académica.

- A Juan se le plantearon, desde luego, aspectos más personales. Directo al grano, la interrogante fue: ¿Cuál es el sueldo mínimo con el que te contratarías? El grueso de las respuestas osciló entre $5,000 y $15,000 pesos, lo cual cae dentro del rango que ofrecen las empresas; aunque por momentos su ambición se tornó más aguda, llegando incluso a niveles de $25,000 pesos y más, que en la práctica suelen ser sueldos otorgados a personas con mayor trayectoria profesional.

- No obstante, adicional al sueldo, una forma de atraer personal por parte de las empresas es ofrecer paquetes de prestaciones. Se le mostró a Juan una lista para conocer cuáles son las que más lo seducen, y entre ellas se incluyó –desde luego– el auto, pensando que por la edad del individuo dicha prestación tendría un gran impacto.

- Oh, sorpresa. Su respuesta fue coherente con el propósito de desarrollo que ya había manifestado, pues en orden de preferencias marcó en primer lugar becas para estudio, en segundo término los seguros de vida y gastos médicos, en tercero el automóvil y por último, el club deportivo.

- Al confrontar esto con lo que ofrecen las empresas se observa que en su mayoría utilizan el argumento de desarrollo como factor de atracción, aunado a la existencia de un clima de trabajo agradable y la garantía de cierta seguridad en el empleo. Sin embargo, menos de la mitad de las empresas otorgan becas de estudio, mientras que la mayor parte sí dan seguro de vida y gastos médicos, e incluso automóvil.

- ¿Hippie o yuppie?
Desde hace tiempo se oye decir que las nuevas generaciones son más materialistas que las anteriores, por lo que se le planteó a Juan Promedio una pregunta que de alguna manera diera luz de su actitud ante una disyuntiva: apenas ha sido contratado por una firma donde se encuentra a gusto, cuando inesperadamente otra empresa, que de hecho había sido su opción favorita, le hace una propuesta que, incluso, mejora su salario; ¿qué haría?

- Este mismo planteamiento se le hizo a los ejecutivos en activo. Las respuestas que dieron éstos sugieren que la posibilidad inmediata de contar con un mayor ingreso es suficiente para olvidar un compromiso recién adquirido.

- La diferencia de ellos con los egresados es, nomás, de tono: Mientras los estudiantes buscarían –quizá con algo de ingenuidad– que les igualaran la oferta, los ejecutivos en funciones decidirían con base en la magnitud de la diferencia (ver siguiente cuadro).

- No se requiere ser un gran observador para comprobar que hoy muchísimas personas tienen una visión de la vida que tiende más a centrarse en los aspectos materiales que en consideraciones relativas a los valores, toda vez que el modelo económico que prevalece en la mayor parte del mundo pone un marcado acento en la creación de necesidades y por ende en el disfrute de satisfactores materiales como el elemento motriz del aparato industrial y comercial.

- Hay que destacar que como consecuencia del mismo fenómeno, los valores que mediaban entre empresa y empleado se han ido transformando; antes ofrecer un empleo seguro durante un tiempo relativamente largo era casi una obligación moral; hoy ya no lo es.

- En efecto, las crisis económicas y la globalización –caracterizada por una competencia más intensa que se acompaña por una cauda de fusiones y adquisiciones, de empresas que nacen y mueren como consecuencia del avance tecnológico–, son elementos que han modificado la relación entre el individuo y su fuente de empleo. La incertidumbre se comparte, pero también la urgencia por conseguir logros tangibles para ambas partes.

- A veces son sólo semanas las que separan al salón de clase de la oficina, al sueño de la realidad. El reto del estudiante es no perder durante el desarrollo de su carrera la fuerza de sus intenciones y menos aún sus valores. La tarea para las empresas es reclutar a los individuos que habrán de hacerlas sobrevivir y superarse, lo que implica que deben crear las condiciones para que esa juventud madure y alcance su desarrollo.

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