Ya era una figura conocida en el país antes de ser la esposa de Vicente Fox. Como empresaria, militante del Partido Acción Nacional (PAN), funcionaria en el área de Comunicación Social del gobierno de Guanajuato y vocera de la Presidencia, inauguró espacios antes vedados a las mujeres.
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En los años 70, tomó el mando de la pequeña firma de su familia y logró convertirla en la segunda compañía más importante del país en su ramo: Organización Farmacéutica Veterinaria. Con su ingreso al PAN en 1988, empezó una carrera política que la llevó a ocupar cargos en los comités municipal y estatal del partido; también fue secretaria de Promoción Política de la Mujer y en 1994 participó en la contienda por la presidencia municipal de Celaya. No ganó, pero su nombre comenzó a sonar cada vez más fuerte en medios locales y nacionales.
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Posteriormente, se unió a la campaña del entonces candidato al gobierno de Guanajuato, Vicente Fox, a quien seguiría en el Ejecutivo estatal, la campaña electoral, la Presidencia y, finalmente, en el matrimonio. Éste la había llamado a su triunfo para que asumiera la dirección de Comunicación Social, un puesto que ninguna mujer había ocupado hasta entonces.
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"Vicente Fox es mi único proyecto político –revela–. Es un proyecto en el que creí desde que empezó, al que me sumé cuando arrancó la lucha por la Presidencia y al que continúo adherida, ahora como su esposa. Vengo de un trabajo arduo, primero en un gobierno estatal, después en la campaña y en la administración pública federal y ahora como pareja de Fox, este es un buen momento para agregarme al trabajo de la sociedad civil comprometida."
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A diferencia de las primeras damas que la han antecedido, Sahagún ha construido una carrera propia e independiente de su lugar como cónyuge del Presidente. En los últimos tres sexenios, las consortes se habían limitado a un papel discreto y, si acaso, a dirigir en silencio los designios de un organismo de asistencia. En los años 70, las señoras de Echeverría y López Portillo habían caído más en un protagonismo folclórico. Marta Sahagún tiene una agenda más definida. Preside la fundación filantrópica Vamos México –que no fue creada "para que me entretenga", aclara–; se ha hecho cargo de la representación del país en actos oficiales de Perú y Nicaragua y tiene un papel destacado en giras internacionales. "Las mujeres no podemos ser las mismas de cara al siglo XXI, ya que el país reclama participación", dice, y agrega que su labor es simplemente un reflejo del actual papel de la mujer en la sociedad mexicana, con anhelos profesionales y personales.
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"Vamos México –explica– tiene objetivos muy claros y de ninguna manera está pensada para que dure sólo cinco años." Busca unir esfuerzos en pro de proyectos educativos, de salud y ayuda a indígenas de las regiones más marginadas de la nación. "Queremos lograr un enlace entre instituciones gubernamentales, sociales y del sector empresarial que redunde en el progreso del país."
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Aunque por el momento su prioridad son las labores altruistas, la señora de Fox continúa pendiente del desarrollo de la vida política nacional e internacional. Diariamente, a la hora del desayuno, lee la síntesis informativa que hace llegar a su residencia Comunicación Social, y entre sus lecturas habituales se incluyen textos del Dalai Lama, poemas de Santa Teresa de Jesús, ensayos de Alvin Toffler y artículos sobre el proceso de globalización, historia y análisis económico.
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A las 6:30 de la mañana inicia la jornada en Los Pinos. Los Fox desayunan juntos regularmente y conversan antes de comenzar sus respectivas actividades. Si bien sus labores la mantienen ocupada la mayor parte del día, Marta Sahagún busca tiempo para pasarlo con la familia: "me gusta mucho comer en casa, procuro estar cuando menos una hora con nuestros hijos y mi agenda sólo tiene dos limitaciones: no salgo antes que el Presidente ni llego después que él, me parece un detalle importante para cuidar mi matrimonio", señala.
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A decir de Margarita Zavala, secretaria de Promoción Política de la Mujer del PAN, Marta es una mujer "lista y echada para adelante", que logra todo lo que se propone. Como montar a caballo, algo que ahora procura hacer los fines de semana, al lado de su marido: "Al principio no dije nada, pero la verdad es que estaba un poco asustada", confiesa.
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Como vocera de la Presidencia, Marta –quiéralo o no– ganó notoriedad en los medios de comunicación. Reconoce que no siempre le agrada todo lo que se publica en la prensa, pero subraya que su relación con los medios ha sido de "profundo respeto y libertad".
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¿Qué pasará cuando termine el sexenio? Tal vez su vida sea más apacible en el Rancho de San Cristóbal, junto a su esposo. Pero augura que seguramente, de la mano de Vicente Fox, continuará trabajando para los demás. "Somos una pareja entregada a la lucha en el servicio, eso es en lo que creemos."
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