Los platos rotos
Los costos de una guerra son incalculables en vidas humanas, pero estimar lo que se requerirá para reconstruir no es tan complicado. Según los cálculos de Paul Gallis, experto en asuntos europeos del Congreso de Estados Unidos, y la empresa consultora inglesa 4-Cast, el proyecto de reconstrucción de la zona del conflicto de Kosovo costará unos $30,000 millones de dólares en cinco años.
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Hay que agregar lo gastado en material bélico. Un misil Cruise cuesta $1.4 millones de dólares (cada noche se lanzan unos 10); un F117 Stealth (como el que fue abatido al inicio del conflicto), $70 millones de dólares, mientras que en cada misión aérea se queman $10,000 dólares de carburante. En sólo ocho semanas de guerra, según fuentes de la OTAN, se han gastado casi $3,000 millones de dólares, de los cuales Estados Unidos ha cubierto 60%.
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Para atender al millón de refugiados kosovares, se canalizará una parte de los $13,000 millones de dólares adicionales autorizados por el Congreso estadounidense, cantidad que deberá sumarse a los $37 millones ya gastados para este fin que no incluyen los $20-30 millones de dólares aportados para fines humanitarios. Y según el Alto comisionado de la ONU para los refugiados, los países donantes sólo han contribuido con la mitad de las cuotas que les corresponden, para asistir a los refugiados kosovares.
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Altos también podrían ser los beneficios de las empresas que se adjudicarán los contratos para la reconstrucción. No sería extraño que las apetitosas concesiones que se otorgarán, como sucedió tras la Guerra del Golfo, sean confiadas a empresas tomando en cuenta el grado de participación de sus países en el conflicto.
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