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Los vericuetos de la reingeniería munic

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mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

El Estado municipal debe volverse eficiente. La descentralización o transferencia de recursos o responsabilidades a los municipios puede resultar inútil si antes o simultáneamente no se aumenta la productividad de su administración con reingeniería municipal.

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Así, con estas líneas y colaboraciones subsecuentes, se pretende aportar un conjunto de instrumentos para resolver los problemas municipales y, con ellos, volver a los municipios instituciones eficientes, modernas, rentables, con mayor productividad en la administración pública.

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Los 100 pasos de la reingeniería municipal —que esta revista irá abordando— no son fórmulas mágicas, ni filosofía: son herramientas de la administración científica del trabajo, elementos probados que operan desde la óptica de proveedores de servicios para hacerlos eficientes. Sin esta premisa, que deberá conducir a la autodeterminación municipal y suficiencia financiera, es difícil pensar en el nuevo federalismo como un proceso acabado de regionalización y descentralización.

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Con municipios fuertes es posible hablar de capacidades para promover el desarrollo regional, así como de un nuevo Estado municipal que responda a las necesidades y requerimientos del auge de las regiones mexicanas y su internacionalización. En este proceso, y en el marco de la reingeniería municipal, destaca la creciente participación de los sectores privados, social y de las organizaciones civiles como factores clave en el nuevo rostro del Estado Municipal. Por ello, resulta interesante mostrar que detrás de cada una de las 100 áreas que la reingeniería municipal revisa, hay oportunidades de inversión, tanto en los servicios como en los puntos de desarrollo económico regional, en el entendido de que los gobiernos deben ser gestores, coordinadores, con la participación social para definir el perfil de su desarrollo, de lo que se desea localmente.

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Esto no quiere decir que la pri­va­ti­zación absoluta es la solución, ni que se pierda la rectoría política y económica; por el contrario, al sumar gestión del desarrollo con eficiencia se fortalece y aprende a establecer equilibrio entre la conducción y la ejecución para abrir espacios a los proveedores de servicios con mayor calificación, así como tender el puente para que la ciudadanía se responsabilice de su municipio.

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Cuatro letras promotoras de revoluciones regionales
No es posible pensar en un nuevo federalismo o en una auténtica descentralización mientras no exista un Programa de Estabilización, Modernización y Rentabilización (PEMR) para los municipios que, al tiempo, pueda convertirse en ley y ser instancia de nueva coordinación nacional.

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El eje de un PEMR es la reingeniería municipal. A lo largo de los años se han acumulado inercias, vicios, desviaciones y mal funcionamiento. Por un lado, la fuerza del desarrollo local ha chocado con el esquema centralista y el municipio reclama mayores facultades, responsabilidades y capacidades. De otra parte, el agotamiento de la economía de subsidio, así como la necesidad de contar con un Estado local que favorezca la economía regional de mercado y su internacionalización y sea capaz de tomar en sus manos el papel de promotor del desarrollo, sin tener que depender de finan­ciamientos externos, del centro. Con realidades nuevas y necesidades propias, hace que éste apunte a la autodeterminación, sin que esto quiera decir independencia.

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De hecho, hablar de un nuevo federalismo tiene que ver con la asunción del papel de gestor regulador del desarrollo económico y social interno del municipio. En esa medida podrá cobrar cada vez más facultades. Pero, obviamente, la otra cara de la moneda es que establezca un nuevo patrón de apoyo social y político, en el que la ciudadanía emprenda un papel más activo y sea, al mismo tiempo, reguladora y diseñadora del modelo de municipio que se requiere —independientemente de la presencia de partidos, los que podrán inducir el proceso, aunque no determinarlo y menos condicionarlo—.

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Un tercer elemento que ha propiciado la necesidad de un nuevo federalismo es la crisis económica de los ayuntamientos, agravada por los ciclos recesivos desde la década de los 80.

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Por ello, las propuestas del presidente Ernesto Zedillo apuntan a transferir y conceder mayores espacios a cada ayuntamiento, para sentar las bases de un marco de mayores responsabilidades y salud financiera. Desde luego que esto significará mayores recursos vía fiscal, financiera y producto de la gestión del desarrollo, aunque es necesario pensar en PEMR apoyado en la reingeniería municipal para proporcionar bases sanas antes de que ocurran las reformas, o simultáneamente. De otra forma, los mayores recursos pueden destinarse a una estructura ineficiente y, por ende, el dé­ficit se instalará otra vez a la vuelta de 12 meses.

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La reingeniería municipal es un programa de operación que brinda los instrumentos de trabajo para rentabilizar y volver eficientes a los municipios; para abatir el déficit, primero, sin recursos adicionales y, luego, alentar las reformas de fondo que conduzcan a la modernización y rentabilización.

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Es un programa para resolver los problemas municipales con administración científica de trabajo. Trae como consecuencia la autonomía relativa del Estado municipal, su nuevo rostro de promotor y autorregulador del desarrollo, sin lo cual las proyecciones de ingresos y fortaleza municipal a largo plazo no podrían lo­grarse, así como una nueva base social de apoyo, gestión, promoción y diseño de éste. Se trata de los instrumentos para articular el eje de democracia y eficiencia en los municipios.

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Hacia el auténtico desarrollo regional
El programa apunta a dar a los municipios condiciones de eficiencia, sumadas a la posibilidad de volverse auténticamente promotores del desarrollo regional y, a partir de esto, gestores de diversos proyectos desde microindustrias hasta grandes planes de inversión ligados a necesidades internas y a las líneas de comercio internacional. Apunta a la búsqueda de las puntas tecnológicas adecuadas en las nuevas regiones económicas municipales.

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Para el programa es preciso considerar la categoría de subregiones y nuevas regiones en el proceso de descentralización, que es primero de regionalización e internacionalización del Estado municipal. El municipio eficiente, moderno, no hará directamente los proyectos de desarrollo: será gestor y promotor, pero sólo con condiciones administrativas y económicas suficientes podrá volcarse a esa tarea.

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Un municipio bajo el programa que se presenta influirá decisivamente en las alternativas y bases del nuevo federalismo: descentralización y regionalización. Pero, fundamentalmente, puede llevar a un nuevo esquema de organización y funcionamiento, tanto administrativo como político, con nuevas bases que lo hagan más estable financiera y políticamente hablando; con continuidad; más sólido, autodeterminable y sujeto, que no objeto, de una verdadera descentralización.

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El eje de la propuesta es un esquema integral. No es posible arreglar un área y dejar a las demás igual, porque el espectro sería insuficiente y terminaría por revertir al área modernizada. Partimos del supuesto de que el déficit municipal está compuesto por pequeños déficit, por ello, sólo con un esquema de conjunto es posible hablar de logros en términos de eficiencia y modernización.

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En suma: es necesario hacer una aproximación de conjunto y a profundidad en cada punto de la administración. Detrás se encuentran muchos segmentos de inversión y colaboración privada, social o conjunta.

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