Madera mágica
Cuando eras niño seguro te contaron la historia de Juanito y las habichuelas mágicas. En el relato, el protagonista cambia una vaca –su principal medio de subsistencia– por tres frijoles con propiedades milagrosas. Tiempo después, de esas semillas nace una planta enorme que llega más allá de las nubes. En lo alto habita un gigante en su castillo, al que el protagonista le roba un arpa mágica y una gallina que pone huevos de oro.
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Ese es el cuento infantil. Pero en la realidad existe un árbol que, si bien no alcanza el cielo, sí muestra uno de los promedios más rápidos de crecimiento y de mayor aprovechamiento de su madera.
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Se trata del paulownia , una especie que tiene poco tiempo de haberse introducido en México. La empresa que lo comercializa, Reforestaciones Paulownia Internacional, busca presentarlo como la mejor opción para reverdecer el país. Además, pretende que se convierta en un atractivo negocio para comunidades campesinas, cuyos actuales cultivos han demostrado ser poco redituables.
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Los primeros registros de la planta provienen de China y datan de hace 2,600 años, pero su desarrollo genético apenas tiene 25 años de haberse realizado por un grupo de investigadores australianos.
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En el país, los primeros plantíos experimentales se hicieron hace menos de un lustro y estuvieron a cargo de la firma que distribuye el árbol, dirigida por Francisco Navarro Díaz y por su hijo, Francisco Navarro Arroyo, quien ocupa la gerencia general. Las primeras zonas de cultivo fueron ubicadas en el Estado de México, Morelos y Chiapas; ahora ya se pueden encontrar también plantíos en Veracruz, Guerrero, Jalisco, Coahuila, Tamaulipas y Michoacán. La agrupación tiene capacidad para generar entre 50,000 y 80,000 retoños mensuales de esta especie. Sin embargo, espera elevar muy pronto esa cifra a 500,000.
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“Con esta variedad se puede producir en un lapso de seis años un metro cúbico de madera, lo que se obtendría en un periodo de 15 a 20 años con pino, caoba, teca o eucalipto”, detalla Navarro Arroyo. Esa cantidad de madera, añade, puede tener un costo de hasta $250 dólares en el mercado estadounidense y de $350 dólares en el mercado japonés.
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“Tanto el pino como el eucalipto tienen un rendimiento de 55 a 65 metros cúbicos anuales por hectárea, mientras que con la paulownia es de 166 metros cúbicos. Además este árbol es tres veces más ligero, lo que reduce sus costos de traslado.”
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Rápido, para arriba
Entre las principales características de la especie está su rápido crecimiento: entre 1.8 y 2.5 centímetros diarios; es decir un promedio mensual de 64 centímetros.
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Su madera tiene otras ventajas: está libre de nudos y no produce ningún tipo de resina, por lo que es resistente al fuego y a plagas como la del gusano barrenador, que es responsable de gran parte del deterioro en amplias zonas boscosas del país. Se trata de un material ligero, de gran resistencia y con bajo contenido de humedad, por lo que no necesita de estufado ni de ningún otro tratamiento para secado, lo que sí ocurre con otras variedades, por ejemplo el pino.
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Por otro lado –y esto representa una gran ventaja frente a otras especies–, la paulownia puede crecer sin problemas en suelos desgastados y erosionados. Es altamente resistente a la sequía y favorece la humedad del suelo donde se cultiva. Una característica más: luego de cortarse, el árbol se puede regenerar hasta en cinco ocasiones, sin que se afecten sus propiedades ni la calidad de la madera que produce.
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Sin perder el bosque: el negocio
Apoyados en cifras oficiales, los directivos de Reforestaciones Paulownia Internacional explican que el ritmo de deforestación en México es alarmante y que el aprovechamiento de los recursos boscosos es muy bajo. Gran parte de la tala se realiza en forma clandestina. Por tal motivo, el rápido crecimiento de esta curiosa planta china podría convertirla en una de las principales opciones para reverdecer el país.
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Los Navarro han introducido la paulownia bajo un esquema de negocios dividido en dos etapas. La primera consiste en la producción de lo que se llama “madera verde”. Es decir, luego de sembrar el árbol, se corta a los dos años y se utiliza para aglomerados, pulpas y celulosa. La segunda explota la madera en rollos, que se cortan a los cinco o seis años de haberse plantado el árbol.
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La idea es que se puedan sembrar hasta 816 unidades por cada hectárea de terreno. Cada una de ellas requiere de una inversión inicial de $30 pesos.
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“Sumados todos los costos, lo que incluye la plantación, el riego, la fertilización, las podas, el control de plagas y por último el derribe del árbol, a los cinco años cada hectárea sembrada estaría dando una utilidad de casi $381,000 pesos”, sostiene el gerente general de la compañía.
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Siguiendo los números de este plan de negocios, a los 15 años la ganancia superaría $837,000 y a los 25 años cada hectárea rendiría casi $1.3 millones de pesos.
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Dado que el árbol se regenera hasta en cinco ocasiones, el productor ahorra cuatro veces los gastos referentes a la plantación y a los fertilizantes.
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Desde distintos puntos de vista, el árbol de origen asiático ofrece ventajas significativas para los hombres de negocio que decidan invertir en él. En ese sentido, los empresarios entrevistados buscan convencer a más inversionistas para que participen en este agronegocio facilitando la colocación del producto: luego de vender en $30 pesos cada planta al dueño del terreno, la firma se compromete a comprarle el árbol a $ 350 pesos cinco años más tarde.
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Francisco Navarro Díaz estima que otra forma en que se puede comercializar el producto es haciendo tratos con organizaciones como Teléfonos de México. Según sus cálculos, ésta demanda cada año 200,000 postes de madera para incrementar su infraestructura de cableado. Los árboles de paulownia alcanzarían en solamente un lustro la altura necesaria para cumplir tal misión y pueden tener en el mercado un costo de entre $800 y $1,200 pesos.