MCI, llegó el momento
Avantel espera con ansiedad que llegue agosto de 1996. La firma creada por MCI y Grupo Financiero Banamex Accival (Banacci), por lo pronto, ya tiene sus prioridades estratégicas para tomar una rebanada del pastel que hasta esa fecha le pertenece por completo a Teléfonos de México (Telmex).
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Todo está listo. La inversión que contempla realizar, de $600 millones de dólares para empezar, ya tiene el fondeo del Eximbank de Estados Unidos y el EDC de Canadá. Y el primer paso será enlazar con fibra óptica, durante el siguiente año y medio, a las 60 ciudades más importantes del país; justamente las que controlan casi 70% del mercado de larga distancia.
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¿Por qué MCI? ¿Por qué Banamex? En el caso de la segunda carrier más importante de Estados Unidos, el mercado mexicano, con todo y crisis, representa un eslabón fundamental dentro de su estrategia de internacionalización, emprendida desde hace cinco años, ya que es el puente natural hacia toda América Latina. Por su parte, el mayor banco del país tiene la posibilidad de fondeo y una enorme base de clientes empresariales que podría "abonarse" a su sistema telefónico.
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Para Daniel E. Crawford, director general adjunto de Avance Telecomunicaciones de Latinoamérica (Avantel), el desconocimiento de Banacci en esta industria no representa desventaja alguna para MCI, que es la segunda firma más importante del sector en Estados Unidos, con 20% del mercado de larga distancia. "La constitución de Avantel, en octubre de 1994, estableció como meta fundamental captar una buena porción del mercado, a corto plazo. La tecnología en sociedad es el mejor camino para lograrlo", señala.
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Así, a través de la alianza, Banacci y MCI ofrecerán servicios de transmisión de voz, datos e imágenes comparables en calidad, variedad y costo a los que se ofrecen a nivel internacional, asegura Crawford. Una vez concluidas todas las fases de la conformación de la red, Avantel ofrecerá los mismos servicios y productos que suministra el socio estadounidense al norte de la frontera.
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Las perspectivas son tan grandes como los pasos que ha dado MCI en las últimas semanas. Baste señalar que, a mediados de mayo pasado, este consorcio anunció su fusión con el coloso de los medios de comunicación News Corporation, del magnate Rupert Murdoch, en una operación que podría involucrar más de $2,000 millones de dólares. Es decir, si MCI entra a México, no lo hará para perder el tiempo. Su interés inmediato se concentra en larga distancia nacional e internacional.
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"Si uno piensa en el mercado mexicano, en lo que le hace falta, y mira a Telmex, no es muy difícil observar que el servicio al cliente es muy deficiente", señala Jorge Rodríguez, director de mercadotecnia de Avantel. Y agrega: "Innovación, productividad, precio y calidad son elementos que en su vocabulario no tienden a existir".
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Cierto o no, la competencia no será fácil. El propio fortalecimiento de Telmex, ya palpable luego de su programa trienal de inversión y modernización, no será fácil de quebrantar. Menos todavía ahora que está aliado a Sprint, archirrival de MCI en la Unión Americana. Y no hay que olvidar que Avantel no se repartirá el mercado únicamente con la compañía que preside Carlos Slim, sino que el resto de los jugadores aparecen también con mancuernas poderosas: Alfa-AT&T, Bancomer-GTE, Protexa-Motorola, Pulsar-Ionica y lusacell-Bell Atlantic, este último en caso de encontrar una carrier importante para cristalizar sus planes.
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Ahora que la nueva Ley Federal de Telecomunicaciones ha despejado las dudas que los interesados tenían frente a las concesiones, es decir, con las reglas claras, las carreteras de fibra óptica comenzarán muy pronto su construcción.
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Con $600 millones de dólares de por medio, Avantel contribuirá con 5,300 kilómetros de fibra óptica dentro del país, para enlazar a las 60 ciudades que tiene ya en la mira. Esto, además, significa la contratación de entre 1,000 y 2,000 trabajadores, cifra nada desdeñable en estos momentos de crisis.
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"Estamos muriéndonos por invertir", expresa Crawford. Y ya lo pueden hacer, ahora que están todas las cartas sobre la mesa.