El gobierno ya no abrirá su billetera para reparar los monumentos históricos o artísticos que sean afectados por desastres naturales. En lugar de utilizar recursos presupuestales, contará con los servicios de una aseguradora privada.
- En noviembre, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) lanzó una convocatoria para que las aseguradoras cotizaran un plan de cobertura para el patrimonio nacional. Seguros Comercial América, la mayor compañía de daños, ganó la licitación. El INAH pagó $38 millones de pesos en primas por una cobertura de $5,000 millones de pesos, efectiva durante un año. “Es la primera vez que hacemos esto”, dice Arturo Balandrano, director de apoyo técnico de la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos.
- La aseguradora responderá por los daños “súbitos e imprevistos” que sufran cerca de 35,000 monumentos, entre catedrales, ex conventos, museos y otras joyas arquitectónicas, ya sea por terremoto, erupción volcánica, inundación, marejada e incluso actos de vandalismo.
- Ante la dificultad de valuar las edificaciones, el INAH calculó la cobertura con base en sus necesidades. “Partimos del análisis de lo que gastamos en 1999 pues su valor es muy subjetivo”, explica Balandrano. El año pasado, el instituto desembolsó $400 millones de pesos para restaurar cerca de 1,000 monumentos históricos dañados por las inundaciones y los sismos. Los recursos del Fondo de Desastres Naturales (Fonden) no fueron suficientes y a la fecha muchas construcciones no han sido restauradas.
- Desde este año, todos los monumentos del siglo XVI al XIX y aquellos que cuentan con un valor artístico importante, como el Palacio de Bellas Artes, ya tienen seguro. Las zonas arqueológicas no fueron incluidas pues el mayor riesgo de estas construcciones no son los siniestros naturales, sino el desarrollo urbano. No existe todavía un seguro contra el deterioro ocasionado por las invasiones humanas, por lo que el Fonden seguirá cubriendo los daños que sufran estos sitios.