Mexicanos a las puertas de <br>Europa
La apertura económica vive uno de sus episodios más intensos. A unos años de haber entrado al Tratado de Libre Comercio norteamericano, México acaba de lograr un acuerdo con Europa, y se ha convertido en el primer país con acceso preferencial a los dos mayores mercados del mundo.
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Por lo menos en el papel, este tratado abrirá a los productos mexicanos un mercado de 370 millones de habitantes y fomentará las coinversiones entre empresas locales y europeas.
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“El país se convertirá en un centro privilegiado para establecerse y vender a otros mercados”, confía Luis de la Calle, subsecretario de negociaciones comerciales internacionales.
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Quien quiera aprovechar el acuerdo deberá invertir en canales de distribución, transporte, mercadeo y empaques acordes a las exigencias europeas.
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Según De la Calle, las empresas mexicanas que en un principio estarán en condiciones de emprender este proceso son las 36,000 que ya exportan, y más las que venden en Estados Unidos: “si son buenas en el mercado más competido del mundo, pueden serlo en Europa”.
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Las negociaciones, que empezaron hace un año, acaban de terminar. Una vez aprobado los procesos de aprobación en México y la Unión Europea, el acuerdo entraría en vigor en julio del 2000.
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Los últimos escollos fueron el estancamiento en capítulos medulares como acceso a mercados –que incluye reglas de origen y desgravación arancelaria– agroindustria y compras de gobierno. Los primeros consensos se lograron en los capítulos sobre solución de controversias, competencia económica, normas sanitarias, normas técnicas, propiedad intelectual, inversión y servicios.
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La Unión Europea permitirá la entrada inmediata de 82% de los productos industriales mexicanos, y abrirá las puertas al resto a partir del año 2003. México propuso una apertura inmediata a 47% de productos europeos, 5% en el 2003, 6% en el 2005 y 42% en el 2007.
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Los representantes europeos deseaban entrar con aranceles cero en el 2003, para no estar en desventaja frente a Estados Unidos.
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Para mediados de noviembre, todavía faltaba definir las reglas de origen –el contenido mínimo de insumos regionales– para ciertos productos, como autopartes, textiles, químicos, electrodomésticos, y calzado, que se convirtieron en lo álgido de la discusión. De la Calle adelanta que las empresas establecidas en México que exportan a Estados Unidos y quieran hacerlo a la UE, deberán tener dos líneas de producción, que cumplan con las reglas de origen de cada tratado. Algunos miembros del sector privado han manifestado su preocupación por la rapidez con la que se discutieran estos últimos temas pues temen que las autoridades hayan cedido en cuestiones que podrían no convenir a México. El ritmo no cambió, pues en vísperas de elecciones presidenciales, la actual administración no quiso dejar ir “un triunfo” comercial.