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Micro y pequeña empresa <br>Para compet

Asumir el desafío de la exportación requiere comprometer a todos los integrantes en la pequeña em
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Las micro, pequeña y mediana empresas —que en México representan 90% del sector empresarial— se las han visto negras en estos últimos años. ¿Las razones? Apertura comercial del país, que las enfrentó a un mercado global ante el que se encontraron desarmadas. Poco después, la crisis económica ha ocasionado la desaparición de alrededor de 40% de estas empresas. Por si fuera poco, pese a su importancia dentro de la economía, este sector ha sido desatendido por parte del gobierno. Ante este escenario sombrío, cabe preguntarse si hoy día existe una solución para ellas o están destinadas a un fracaso que se antoja perpetuo.

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Roberto Herrasti Bermejo, autor del libro Administración del Siglo XXI y quien, entre otros cargos, es presidente de Consultores Panamericanos y director de la división de Administración y Ciencias Sociales y Humanidades del ITESM-Morelos, eligió el enfoque directo al mercado como uno de los ejes conductores de su libro, así como la participación de los beneficios (incluida la capacitación) hacia los trabajadores de la empresa para un mejor desempeño productivo y mayor asistencia al mercado. Aquí, extractos de la entrevista que concedió recientemente a esta revista:

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Usted confía que las pequeñas y micro empresas se salvarán en medio de la actual coyuntura del país. ¿En qué basa tal esperanza?
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Simplemente en que, por su peso en la economía, no les queda otra que salir adelante. Los empresarios deben alinearse hacia el comercio exterior y evolucionar, o seguir cubriendo sólo el mercado local y resignarse a sucumbir. La empresa que no piense en términos de globalización, tecnología, calidad, desarrollo de recursos humanos, precio, nichos de mercado y de atención a clientes no tiene muchas perspectivas.

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¿Cuál es el papel fundamental de estas empresas en la economía?
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Tienen diversas características. La primera es que absorben la mano de obra derivada del campo, la cual se va capacitando a través de la experiencia o de programas muy elementales. Este personal capacitado nutre luego a la mediana y gran empresa. Asimismo, son vitales para evitar la inflación en un país debidamente estructurado, porque son las que más rotan sus activos, lo que implica mayores rendimientos.

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Además, la pequeña empresa está muy relacionada con el mercado. Con mucha frecuencia el empresario es el que maneja la compañía, como administrador, jefe de producción y jefe de ventas, propiciando un mayor contacto con el cliente. También puede realizar cambios que una gran corporación no puede hacer con igual celeridad.

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Pero no están posibilitadas para entrar en un mercado global...
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Sí pueden. Y deben hacer un esfuerzo en esa dirección. Normalmente, cuando se piensa en dicho mercado a nivel de pequeñas empresas, se lo ve como muy ambicioso, financiado o complicado, pero los que lo conocemos sabemos que no es tal. Una empresa debe vivir preponderantemente de su mercado local, pero con cierta participación en el exterior. Sin una mentalidad globalizadora, cuando el mercado doméstico se viene abajo —como es el caso actual—, lo más seguro es que la empresa desaparezca.

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Para evitar esto, hay que tratar de cumplir con el mercado local, sin hacer a un lado el de exportación y buscar nichos en éste, o una complementación con empresarios extranjeros.

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Al exportar podemos estar más seguros dentro de nuestro mercado, ya que aunque el producto sea para un nicho pequeño, la entrada de productos de otros países en ningún momento mermará la capacidad de venta, porque tenemos capacidad en cuanto a precio, calidad y servicios. Si se maneja el aspecto financiero a nivel global, al momento de una crisis la empresa se salva pues obtiene dólares, y aunque el mercado local se contraiga, su rentabilidad se mantiene o sube, exclusivamente a raíz de la exportación.

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Pero sólo 30 ó 40% de estas empresas tienen una visión hacia el exterior. A las que les ha pegado la crisis, se han dado cuenta, ya tarde, que o le entran al comercio exterior o desaparecen.

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¿Qué recomienda a una empresa que no exporta porque dice que sus precios no son competitivos?
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Una empresa que se queja de no ser competitiva es porque tiene, en principio, un error interno. Debe revisar su proceso de producción y ver si sus proveedores le venden la materia prima a precios competitivos internacionalmente. También debe echar un vistazo a los países que producen dicha materia prima: tal vez comprándola afuera le puede salir más barata. La apertura de México tiene problemas, pero también ventajas; una de ellas es que podemos ver hacia afuera. Además, se debe evitar al máximo que haya mermas y desperdicios en el proceso de producción; hay que revisar los gastos directos e indirectos; hay que conocer a la competencia, ver sus precios y qué hacen para sostenerlos.

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Para salir a la conquista de los mercados internacionales hay que sacrificar ganancias y se deben ajustar los márgenes porque con frecuencia se quiere ganar mucho, y pronto. Sin embargo, al exportar existe la posibilidad de comprar materia prima para una producción mayor, reduciendo costos; se pueden obtener apoyos de los compradores o de los canales de distribución en el exterior. En cuanto al financiamiento, es posible obtener créditos de Bancomext con tasas preferenciales.

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¿Qué otros factores han sido determinantes en la permanente crisis de estas empresas?
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La falta de conocimientos adecuados acerca de las herramientas que les permitirían salir adelante, como la administración de personal, por ejemplo. Es muy frecuente que por una escasez de la demanda disminuya o desaparezca la liquidez. Automáticamente, las empresas reducen gastos y, por tradición, empiezan con los de recursos humanos. Esto es un error. Lo que necesita un empresario es bajar los gastos que dependen de él, como los directos e indirectos, excluyendo al personal. Debería tratar de bajar los gastos posibles y en última instancia reducir gastos de personal. Otra deficiencia ha sido la falta de capacitación para administrar y adecuar sus recursos humanos a las condiciones del mercado. Las pequeñas y micro empresas en México, además de contar con nichos de mercado locales y de exportación, deben poner la mira en el servicio: hay que ofrecer un producto de gran calidad y tecnología, como lo requiere el cliente. Ante la teoría de ‘administración por objetivos’ deben hacerse ajustes que la conviertan en una ‘dirección por servicio’, es decir, atender mucho más al mercado que a la empresa en sí.

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¿Por qué es tan importante rescatar la práctica de la participación?
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En México no son muchas las empresas que atienden este concepto, que incluye la solidaridad y se basa en la dignidad de la persona. Esta participación es -funcional y significa buscar que todo trabajador labore en forma adecuada, honesta y ética en el puesto para el cual se le contrató, lo cual implica que el patrón le dé un salario justo y adecuado. Con frecuencia se dice: “El trabajador hace como que trabaja, y el patrón hace como que le paga”. Eso sólo perjudica a la empresa.

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En segundo lugar está la participación institucional: dar a cada trabajador la posibilidad de que pueda participar en las decisiones de la empresa en la medida de su capacidad intelectual. Esto no significa que el empresario pierda su poder de decisión, pero sí que su personal tome decisiones que enriquecerán las suyas y harán que el trabajador, al ser tomado en cuenta, otorgue mucho más de sí.

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Luego viene la participación en propiedad: significa que en la medida de las posibilidades de la empresa, otorgue cierta participación de sus acciones a los trabajadores. Pero la aplicación de este esquema es recomendable sólo después de que el trabajador haya cumplido dos años en la compañía.

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¿Puede una empresa con sindicato funcionar óptimamente?
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Cuando una empresa tiene más de 15 trabajadores, éstos no tardarán en crear un sindicato o afiliarse a uno establecido. El sindicato existe y no hay que temerle. En la actualidad, el sindicato tiende a enfocarse hacia la productividad, ya está consciente de que hay que hacer más productivos a los trabajadores siempre y cuando los patrones también reditúen esta productividad. El cambio, por lo tanto, debe venir de los empresarios.

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