Gracias a su estrecha vinculación con los mercados internacionales, en los últimos tres años la industria extractiva mexicana ha conseguido un desempeño superior al conjunto de la economía. Así, mientras en el periodo 1994-1997 el PIB nacional aumentó a una tasa media anual de 1.4% y reportó un crecimiento acumulado de 5.5%, el -PIB de la industria extractiva registró tasas de 2.3 y 9.7%, en ese orden.
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Si se excluye la minería petrolera de la contabilidad sectorial, se aprecia que el crecimiento del valor de la producción extractiva es aún mayor. Las cifras oficiales de la Coordinación General de Minería (CGM), de la Secofi, establecen que el valor de la producción minero-metalúrgica en 1997 ascendió a $3,465 millones de dólares, cantidad 21.4% mayor al reportado en 1994, además de que en ese mismo trienio muestra un crecimiento medio anual de 5%.
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En términos de volumen, la producción minero-metalúrgica se comportó en forma similar: el Índice de Volumen Físico de la Producción (IVFP) aumentó 4.9% anual, mientras que al cierre de 1997 su nivel manifestó un aumento de 20.8% en relación con los niveles de 1994.
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Destaca en particular el crecimiento de la producción de metales preciosos: si se le compara con el de 1994, su valor aumentó 6.3% anual y 27.6% acumulado; le sigue la de los minerales y metales siderúrgicos, que mostraron tasas al alza de 4.9 y 21.1% y, posteriormente, la de los metales industriales, que reportaron aumentos medios y acumulados de 4.7 y 20%.
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Por productos, los más dinámicos fueron el manganeso, que reportó una tasa media anual de 17.3% y un acumulado de 89%; el oro, con 14.5% medio anual, y cuya producción superó en 72% los registros de 1994; el bismuto, que experimentó tasas de 11.9 y 56.5%; el carbón mineral, con 6.4 y 28.1%; el cobre, 3.9 y 16.4%, y la plata, 3 y 12.6%.
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La creciente actividad de esta industria se expresa en el aumento en el número de sociedades inscritas en el Registro Público de Minería (RPM). Mientras que en 1994 existían 426 empresas registradas, en febrero de 1998 la cifra se duplicó: 853. Llama especialmente la atención el gran impulso que ha tomado la participación extranjera en la minería nacional. En 1994, 70% de las empresas registradas en el RPM (es decir, 297) eran sociedades con capital 100% nacional y 30% (129) tenían participación extranjera en su capital social; en cambio, para febrero de 1998 las empresas con 100% de capital mexicano bajaron a 59% su presencia en el total, en tanto que aquellas con participación foránea la aumentaron a 41%. Esta tendencia se acentuó en los últimos dos años: de las 319 sociedades inscritas en el RPM, 53% (169) manifiestan intereses extranjeros de manera parcial o total.
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Esto se explica en buena medida por los cambios introducidos en 1996 en la legislación minera, que desde entonces permite la participación extranjera en 100% y una mayor agilidad en los trámites y autorizaciones para el establecimiento de empresas en el sector.
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De 1994 a 1997, las inversiones foráneas en la minería mexicana sumaron $2,600 millones de dólares, y se espera que en el periodo 1998-2000 los dineros venidos de fuera sumen $2,500 millones, equivalentes a 33% de la inversión total esperada en el sector. Cerca de 52% de esa derrama procede de las 130 sociedades canadienses inscritas actualmente en el RPM. Los mineros canadienses han sido, con mucho, los más interesados en explorar y explotar los recursos minerales del país.
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La mayor parte de las empresas de ese país se interesan en la exploración y explotación de yacimientos con alto contenido de metales preciosos. Por ello, el único factor que podría reducir el flujo de inversiones sería la continuación de la mala racha que experimentan los precios en los mercados auríferos internacionales.
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En general, las perspectivas de la minería mexicana para 1998 son buenas. Pero mientras las grandes mineras sostienen importantes programas de inversión, las pequeñas enfrentarán mayores problemas, sobre todo en materia de financiamiento.