En los años 30, a Jesús Pérez –dueño de Hierromex– se le ocurrió fabricar planchas sobre ruedas y con volante que, a la postre, se convirtieron en la clásica Avalancha. Después de dedicarse a manufacturar cortinas de acero, botes de basura y cortinas de plomo para laboratorio, el empresario se orientó al juguete. "La idea surgió cuando mis hijos hicieron un carrito, que era una tabla de madera con ruedas jalada por un mecate. Entonces yo le hice modificaciones: primero fue un volante, luego un palito para frenar, hasta llegar al modelo que conocemos", explica.
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El siguiente paso fue vender el producto en ferias y empezar a satisfacer la demanda. "Año con año iba creciendo, al grado que en los años 60 dejamos de producir otros artículos para dedicarnos de lleno al carro. Había temporadas que llegábamos a vender hasta 100,000 unidades", recuerda.
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Ahora su intención es competir con el famoso patín Scooter. "Pensamos abarcar a los niños más chicos con un producto más seguro debido a sus cuatro ruedas", comenta Gabriel Pérez, gerente de la empresa.
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