Prevalece la oscuridad en la microeconomía, pese al énfasis oficial en el buen comportamiento de los indicadores macroeconómicos. Y es que, como bien lo han apuntado analistas como José Woldenberg y Rolando Cordera, "la economía está lejos de ser una mera sucesión de cifras". Así es, la economía puede observarse, palparse, sentirse en las calles de este país, pobladas hoy más que nunca de mexicanos desempleados que, ante la profundización de la recesión, difícilmente hallarán un pronto retorno a la estabilidad laboral.
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Eso se llama economía real. Y la realidad, para más de la mitad de los mexicanos, se llama pobreza. Es suficiente con asomarse al poder adquisitivo de la gente para corroborarlo: recurriendo a las cifras del semanario Tendencias Económicas y Financieras, el salario mínimo de agosto de 1995 sólo alcanza para comprar 15% de lo que podía adquirirse con el salario mínimo de 1980. Más cifras: según el estudio más reciente del World Economic Forum sobre competitividad -que considera 378 diferentes indicadores políticos, económicos y sociales-, en sólo un año México cayó del lugar 26 al 44. Para quien piense que esta posición sigue siendo decorosa, hay que aclarar que el ranking es de 48 países. Entre otras verdades, el reporte hace énfasis en la debilidad económica y financiera del país, la dirección de un gobierno de nula credibilidad, estancamiento educativo y tecnológico, y fuerte rezago en infraestructura.
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De ahí que no deba sorprender la salida de $11,445 millones de dólares de inversión extranjera en cartera durante el primer semestre del año. Ese retiro masivo de depósitos fue motivado precisamente por la incertidumbre política y la inestabilidad cambiaria y de tasas de interés. Pero reiteramos: la economía es más que una mera sucesión de cifras. El gobierno mexicano puede poner énfasis en los indicadores macroeconómicos, de donde con toda certeza saldrá bien librado. Pero también existen números que atestiguan lo que está sucediendo en la economía real. Y esos sí son dramáticos. Por ello, hay que poner todos esos datos en su justa dimensión, aunque la verdad sea dolorosa. México se ha empobrecido todavía más. Esa es la realidad.
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Cambios en EXPANSIÓN
A partir de esta edición asume el cargo de Editor de EXPANSIÓN Francisco Javier Martínez Staines, en sustitución de Diego Arrazola Manterola, quien ha tomado nuevos derroteros. Martínez (29 años), egresado de la Licenciatura en Comunicación de la Universidad Iberoamericana, se unió a las filas de esta revista en 1988 y se venía desempeñando como Editor Ejecutivo desde 1994.
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Asimismo, desde este número, Ernesto Flores Vega (31 años) funge como Editor Ejecutivo. También egresado de la Iberoamericana, Flores ingresó a la revista en 1986, aunque diversas actividades profesionales y académicas lo alejaron por breves periodos; desde 1993 hasta la fecha se había desempeñado como Subeditor de Informes Especiales.
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Atendiendo a las necesidades manifestadas por sus lectores, EXPANSIÓN profundizará una serie de transformaciones que había iniciado números atrás. A la mayor agilidad gráfica, se añadirá ahora un mayor énfasis en el análisis y la investigación periodística; nuevos articulistas y caricaturistas abordarán quincena tras quincena los temas económicos, políticos y sociales más relevantes.
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También se replantearán algunas secciones y se crearán otras. Desde esta edición, por ejemplo, hacen su debut dos nuevas secciones. Por un lado, Finanzas, que en esta ocasión está dedicada al fracaso de las UDIs. Por otro, Caras de la Moneda, en donde se publicarán semblanzas de los empresarios más poderosos de México. Y para demostrar que todavía los hay, quién si no Carlos Slim Helú.
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Usted, lector, tiene la última palabra. Por eso lo invitamos a manifestarnos sus inquietudes, desacuerdos y sugerencias.
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Los Editores