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Neoyuppies vs BoBos

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mar 20 septiembre 2011 02:55 PM

Miércoles. Cena en L’Alsace. Conversación animada en torno a una botella -de Gran Cru y una fuente de mariscos. De un lado de la mesa, un hombre de -cabello relamido, traje oscuro Zegna, corbata Hermès, zapatos Ferragamo. -Del otro, uno más, sin gel, saco DKNY, sin corbata, sandalias Camper...

- Es evidente: el primero sigue patrones establecidos, es clásico-conservador, -maneja grandes cantidades de contactos (que se traducen siempre en sumas -estratosféricas de dinero), es asiduo visitante del corredor Valle-Vail a donde -acude ese grupo compacto al que puede saludar (con propiedades en ambos -destinos), tiene un BMW, juega golf, habla mitad inglés-mitad español, palomea -los restaurantes de moda, no se pierde la nueva temporada de 24 en Fox y lee best -sellers, sobre todo de negocios y de management. Es un ejemplar declarado -del ejército de neoyuppies: empresarios o ejecutivos jóvenes, con actitud corporate, -adictos a que su éxito se perciba lo más públicamente posible.

- El segundo es un cazador de tendencias, es vanguardista-estudiado, maneja -grandes cantidades de ideas (que se traducen a veces en algo de dinero), es -asiduo visitante de grandes metrópolis y destinos exóticos con efervescente -vida cultural (sin propiedades), conduce un Mini Cooper, visita museos, habla -español o habla inglés (pero no los mezcla), ama comer en restaurantes con -cocina de autor, no se pierde Desperate Housewives en Sony y lee novelas, -ensayos y poesía que ni de broma sean best sellers. Es un miembro activo -del clan bohemio-burgués (BoBo, por sus siglas en francés): empresarios -ejecutivos jóvenes, alérgicos al mundo corporate, adictos a que su -estilo se perciba lo más públicamente posible.

- La lista de contactos del primero está poblada de apellidos con pedigrí, -banqueros de inversión y alguno que otro político de la nueva camada (para lo -que se ofrezca). La del segundo está repleta de escritores, artistas, -cineastas, gente más o menos ordinaria y uno que otro político de cualquier -generación (también para lo que se ofrezca).

- Pero volvamos a la mesa. Al calor de la segunda botella de vino, como puede -suponerse, inicia la discusión política. El neoyuppie está enojado por la -marcha atrás al proceso de desafuero: aunque en realidad sea sólo una pose, y -no sabe si de verdad lo cree, considera al ‘Peje’ como un aldeano -tabasqueño que sería un peligro como presidente de la República. Preferiría -irse de México. El BoBo responde que todo el tema del desafuero no fue -más que un artilugio de conspiración que atenta contra la civilidad -democrática del país: aunque también sea pose, y duda sobre si de verdad lo -cree, sostiene que el ‘Peje’ tiene suficiente audacia política para -conducir al país. Pero también preferiría irse de México. El primero lo -asemeja con Hugo Chávez; el segundo lo compara con Lula. Pero, después de un -rato, alcanzan otros consensos: Vicente Fox merece un monumento al desencanto y -la ineficacia; Roberto Madrazo supondría un retroceso a las peores prácticas -de la política mexicana; Jorge Castañeda no termina de convencer ni a sus -parientes; y Santiago Creel, pese a que el abolengo le hace ganar un par de -puntos, ayudaría a acentuar la parálisis gubernamental de la administración -actual.

- Ni hablar, los neoyuppies y los BoBos, tan diferentes entre sí, -comparten la misma situación: son los hijos predilectos del desencanto. Pero -siempre hay algún reducto de esperanza: se ponen de acuerdo para acudir juntos -al partido entre el Inter de Milán y el EZLN. Fin de la cena

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- El autor es director editorial de Grupo Expansión y sigue -preso de un conflicto de personalidad que le impide saber en dónde está su -sentido de pertenencia.
-Comentarios: jstaines@expansion.com.mx

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