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Norah Jones

La voz que guía hacia el placer.
mar 20 septiembre 2011 02:55 PM

Alguna vez tuve un sueño con fondo musical. Lo que quiero decir es que sólo recuerdo haber soñado con sonidos una vez en mi vida. En esa ocasión escuché la voz de Tori Amos y su compleja vocalización en Blood Roses. Curiosamente, la cantante nunca se corporeizó, ni una imagen, ni siquiera el segmento de la canción contenía palabra alguna, era como un gemido, cargado de deseo y provocación acaso, pero sólo eso: música.

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Me puede ocurrir algo similar cuando escucho la voz de Norah Jones, sólo que al revés. Desde el estado de vigilia soy capaz de algo cercano a experimentar la sensación de estar soñando, la evocadora fantasía de un sueño feliz. En su misterio y sensualidad, la voz de Norah Jones me subyuga y me transporta a otros ámbitos. Me eleva a un limbo en donde sólo estamos ella –o sea la voz de Norah Jones– y yo.

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Es curioso, pero a pesar de que la cantante es toda una belleza (está bien, lo reconozco, estaba pasadita de peso en la entrega de los Grammy), no tengo necesidad alguna de visualizar a la mujer detrás de esa voz para sentir el suave erotismo, esa sensación de relajamiento, la disposición mental al placer, a la nocturnidad que me produce escucharla. Un ejemplo de lo contrario serían las Britney Spears, Kylie Minogue u otras tantísimas fabricaciones del pop actual, cuya música difícilmente se sostendría de no estar apuntalada por la imagen de felinas con fuego uterino de estas intérpretes.

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El hecho de que el primer disco de Norah Jones apareciera con la firma Blue Note, una disquera de jazz, hizo que encasillaran a la artista dentro de ese género. Pero, precisamente, el misterio del arte consiste a veces en no dejarse atrapar por las palabras. La única manera que tenemos de definirlo es por lo que no es.

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Su voz es reconocible desde el primer momento, como si siempre hubiera estado ahí, pero Norah Jones es un fenómeno musical en sí mismo. Y el hechizo que produce escucharla consiste en soltarse y dejarse guiar hacia el placer.

Andrés Jorge: ajorgego@hotmail.com

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