Para llegar a Nueva York hay que añadir a las horas de vuelo las que se tarda uno en pasar migración y, luego, el trayecto entre la terminal y Manhattan, lo que puede ocupar el día entero. Por eso vale la pena tomar vías alternas al John F. Kennedy, que es uno de los puertos aéreos más activos en el mundo. Entre las mejores opciones está Newark.
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El airtrain del mismo nombre conecta la terminal aérea con la gran manzana. Puede accederse desde cualquier estación de trenes en Nueva York y las ciudades cercanas como Pennsylvania o Long Island, con sólo hacer una conexión en el Airport Rail Link, donde se puede documentar, enviar equipaje y obtener información sobre los vuelos y destinos.
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Las 16 millas que separan al aeropuerto de Newark del centro de Manhattan se recorren en 20 minutos en el tren, con un costo aproximado de $11.55 dólares; los niños menores de cinco años no pagan y el servicio se ofrece las 24 horas, los 365 días del año. El convoy llega hasta las salas de las tres terminales del puerto aéreo.
Si va en coche a dejar o recoger a alguien, la facilidad para hacer estos movimientos sin estacionarse es mayor que en el John F. Kennedy, además de que tiene 20,000 lugares de aparcamiento.
Tomar un taxi es otra opción, que cuesta entre $34 y $51 dólares. El tiempo que toma llegar al centro de Nueva York oscila entre 30 y 40 minutos, dependiendo del tráfico.
La terminal cuenta con un eficiente sistema de transporte público que incluye autobuses, vans y limosinas que se pueden reservar en la terminal o por internet. Mexicana de Aviación tiene vuelos directos entre la ciudad de México y Newark.