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Oportunidades bajo las piedras

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mar 20 septiembre 2011 02:55 PM

Recibió el impacto al salir del elevador en el lobby. Unos colegas iban al frente con rumbo al restaurante del que presumen como el más lujoso hotel de China, el White Swan. Fue entonces que los otros empresarios poblanos escucharon a Domingo Ojeda gritar: “!Este es mi mármol!”.

- Los empresarios pronto se arremolinaron en torno a  él, que miraba las losas del piso y las comparaba con una muestra que llevaba consigo de Industrial Marmolera Mexicana. “Nadie conoce mejor a las tortillas que quien las hace.” Lo reconoció por la veta que es una suerte de firma única de cada cantera. Y esa es la signatura de la cantera que él explota en Tepeji de Morelos. Luego les confió su asombro: no tenía la más remota idea de cómo había llegado hasta allí.

- Industrial Marmolera es una compañía de 350 empleados, que exporta 70% de su producción sobre todo a Estados Unidos (45%), a República Dominicana, a Colombia y a Europa.

- Este incidente ocurrió en los primeros días de una gira que organizó la Canacintra de Puebla en julio de este año. Viajaban textileros, jugueteros y fabricantes de equipo médico y de cómputo. Ojeda no se sumó a esa gira porque pensara remotamente en concretar algún negocio en China, sino por la curiosidad de conocer a ese “enemigo” que estremece a sus colegas. Porque a él los chinos lo tienen sin cuidado. Sus competidores son únicamente Italia, España y Brasil.

- La sorpresa del White Swan no fue la única que lo estremeció en ese viaje de 2 semanas. En otro lujoso hotel de Wang Shu también encontró pasillos y salones cubiertos con sus losas.

- La Canacintra había organizado una serie de reuniones para sus asociados, con posibles compradores chinos. A Ojeda le programaron una reunión con un broker de materiales para construcción de una compañía gigantesca. Pero por más empeño que puso Ojeda, no conseguía llamar la atención de su interlocutor, que no pacería muy interesado en lo que Ojeda quería mostrar.

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- “Estaba muy reacio a creer en el producto que llevaba. Entonces le dije al intérprete: dígale que me siga.” Ojeda colocó su muestra sobre el piso a unos pasos del salón. “¡Y que cambia la actitud del chino! De muy a la defensiva a muy interesado. Tanto cambió su actitud que me citó en Hong Kong al día siguiente, para verme con el jefe de la compañía.”

- Domingo Ojeda acudió a la cita. El broker lo presentó como el dueño del mármol que decoraba el hotel de Wang Shu. “Yo me fui a China pensando que iba a demostrarme a mí mismo que ellos no eran un riesgo. Pero no pensé que serían una oportunidad. Mi imaginación se echó a andar.”

- El empresario se esfuerza estos días para hacer que ese contacto siga vivo y está advertido que tomará mucho tiempo y dedicación concretar un negocio. “A ellos les interesa mucho lo personal, tener confianza, hacer amistad. Ya con tanto trato con los americanos se nos había olvidado hacer eso.”
La segunda semana de septiembre viajaron a China otros empresarios de Puebla. “Ya platiqué con ellos: ‘nosotros estamos chille y chille (por la competencia asiática) y nada de trabajo. ¡Vamos a pelearles a su territorio como ellos vienen al nuestro!” los arengó.

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