Oro que llega del mar
Han pasado poco más de tres siglos desde que terminó la piratería en el Caribe. Sin embargo, esa región del mundo sigue ofreciendo enormes fortunas a quienes se dedican a un negocio marítimo legal: los cruceros.
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En Cozumel desembarcan cada año más de dos millones de turistas –la mitad de los que arriban a puertos mexicanos durante ese lapso y 10 veces más que los 200,000 que llegan por avión– quienes desembolsan en promedio $131 dólares por visita para cubrir compras, excursiones, bebidas y alimentos.
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Las cifras hablan de buenos ingresos. Sin embargo Henry Yaniz, vicepresidente para América Latina de la multinacional, señala que las posibilidades de negocio para empresas mexicanas en el marco de la industria de los cruceros están más allá del mero arribo de un barco.
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El ejecutivo dio a conocer que este año –del 27 al 30 de abril– se llevará a cabo en Acapulco, Guerrero, la exposición Seatrade México, con el propósito de promover una mayor participación de las firmas nacionales como proveedoras de bienes y servicios dentro de esta actividad.
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El directivo agrupa en tres grandes rubros las oportunidades de que el país obtenga beneficios en este nicho: fuentes de empleo, proveeduría e inversión. Sobre este último punto destaca que las navieras tienen interés en desarrollar puertos, destinos y atracciones en México.
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Yaniz estima que en la exposición de Acapulco, organizada por Seatrade Academy y patrocinada por dependencias del gobierno, compañías y organismos privados, se darán cita 400 participantes y 150 exhibidores, y dijo que la intención es repetir cada año el evento.
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Si se establece una estrategia adecuada, los empresarios mexicanos estarán ante una deslumbrante fuente de riqueza.